Page envía un escrito al Gobierno en defensa de los toros: «El Estado está obligado a su protección»
La Junta de Castilla-La Mancha recuerda que el Estado debe conservar y promocionar la tauromaquia
La consejería de Educación, Cultura y Deportes de la Junta de Castilla-La Mancha ha remitido un escrito de alegaciones al Ministerio de Cultura en defensa de la tauromaquia en España. En dicho documento, al que ha tenido acceso OKDIARIO, la consejería del Gobierno regional que dirige Emiliano García-Page considera que el Estado tiene la obligación de proteger, fomentar y difundir la fiesta de los toros que está considerada patrimonio cultural.
Asimismo, desde el Ejecutivo de Page recuerdan el valor cultural de la Tauromaquia recogido en la Ley 8/2013, de 12 de noviembre, que regula el sector, y se remiten a su artículo 5 para advertir de las obligaciones que tiene el estado para con la fiesta: «…garantizar la conservación y promoción de la Tauromaquia como patrimonio cultural de todos los españoles, así como tutelar el derecho de todos a su conocimiento, acceso y libre ejercicio en sus diferentes manifestaciones.”, y entre las medidas que contempla para su fomento y protección el apartado 2 “e) El impulso y fomento, en colaboración con las restantes Administraciones Públicas, de los mecanismos de transmisión de los conocimientos y actividades artísticas, creativas y productivas que confluyen en la corrida de toros y el arte de lidiar. Así como potenciar otras medidas de identificación, documentación, investigación, valoración y transmisión de este patrimonio en sus distintos aspectos».
Al tiempo recalca cómo las comunidades autónomas «han reconocido el carácter cultural que tiene en este país». En este punto, repasa las distintas consideraciones y protecciones de regiones como Castilla-La Mancha, Murcia, La Rioja, Andalucía o Extremadura. Concretamente, en la comunidad castellanomanchega se declaró la fiesta de los toros como Bien de Interés Cultural, máxima categoría de protección de la legislación regional para el patrimonio cultural, mediante acuerdo de 22/12/20011 del Consejo de Gobierno.
Entiende igualmente que «la supresión del Premio Nacional de la Tauromaquia a través de una Orden Ministerial basándose en que carece del valor cultural reconocido parece incurrir en contradicción con una norma de rango superior como es la Ley de Tauromaquia de 2013».
«Si la justificación para la supresión del Premio Nacional de la Tauromaquia es la evolución de la sociedad en la apreciación de esta, se debería proponer la modificación o derogación de la Ley porque habrían cambiado las motivaciones que justificaron su aprobación», señala.
Page se rebela
OKDIARIO publicó el pasado 7 de mayo como Emiliano García-Page cargó contra el Ministro de Cultura, Ernest Urtasun, tras la supresión del Premio Nacional de Tauromaquia. El líder regional encasilló dentro de la gauche divine (izquierda divina) al ministro y lamentó que desde el Gobierno «den carnés de modernidad en política» cuando les vota el 5% de la población.
«Que ya tenemos edad y que aquí no somos gente de boina, que no somos gente atrasada, que algunos se arrogan la propiedad de la España de hoy, la que les ha dejado en el 5%», abundó, añadiendo que si el 95% restante no les vota, «tienen mucho camino por recorrer para encontrarse con la España de hoy».
Le parece «de una soberbia inmensa» que el ministro «se quiera apropiar del concepto de modernidad en el país», una modernidad que «va con sus chiringuitos, con sus núcleos de votantes y con sus compromisos».
Tras esto, recordó que España decidió «por ley» que la fiesta de los toros «es patrimonio cultural», y el ministro, como máximo representante de la Cultura, tiene el encargo de «cuidar» y no de «maltratar».
En este sentido, según dijo García-Page, del mismo modo que no se entiende que haya «un ministro de Vivienda que quiera acabar con la vivienda», no es «razonable» que haya «un ministro encargado de cuidar al sector taurino que lo que quiere es maltratarlo». Aquí vino a sugerir que sería «más honesto» que la competencia taurina la manejara Moncloa que «poner al lobo a cuidar a las ovejas».
«Se pueden tener todas las opiniones del mundo, se puede incluso querer que desaparezcan los toros. Pero por mucho que queramos al lobo, éste no tiene como función genética cuidar de las ovejas. Y lo razonable es que, sincera y llanamente, el sector pueda dormir con la tranquilidad de que quien tiene la competencia legal de cuidar no tenga como propósito dejarse de llevar por sus odios y acabar con ella», agregó el presidente, que ha insistido en todo caso en que no está planteando «ninguna guerra política».