CAUSA DEL TSUNAMI

El juez investiga si el ahora jefe de los Mossos colaboró en señalar a policías infiltrados en Tsunami

Un mensaje de Puigdemont hablando del "D.G (Director General)" hace sospechar a la Guardia Civil

Tsunami Mossos
Tsunami y sus conversaciones sobre infitlrados.

Una serie de conversaciones entre miembros destacados de Tsunami, la red acusada de terrorismo que coordinó la respuesta violenta a la sentencia del procés en 2019, ha dado pie a los investigadores de la causa a sospechar de una posible involucración de mossos d’esquadra de alto nivel. El más alto nivel. Concretamente, su actual director general, Pere Ferrer, de quien Carles Puigdemont hace una velada mención en una conversación sobre cómo detectar agentes infiltrados en Tsunami. Así figura en una pieza separada y secreta de la causa que se investiga en la Audiencia Nacional y a la que ha tenido acceso en exclusiva OKDIARIO.

La búsqueda de infiltrados y la contrainteligencia eran más que una constante en la forma de operar de Tsunami. Una auténtica obsesión. Entre los cientos de miles de capturas de conversaciones en Signal o Telegram que los miembros de la trama intercambiaban, una buena parte versan sobre sospechas de seguimientos policiales o infiltración de agentes en sus filas. Las horas y los recursos que destinaban a esta tarea de búsqueda indican, a juicio de los investigadores, que la red tenía entre sus mayores prioridades la protección total de la identidad de su cúpula.

De hecho, en esas tareas también aparece involucrado el propio Carles Puigdemont, investigado en la causa y cuyas conversaciones con el cerebro  de Tsunami, Josep Campmajó, revelan que estaba al tanto de las sospechas de infiltrados.

En uno de los chats, que los investigadores fechan alrededor de septiembre de 2019 -semanas antes de la publicación de la sentencia del procés y poco después de las detenciones de la Operación Judas-, Puigdemont le pregunta a Campmajó: «¿Dirías que son infiltrados?». El pantallazo incorporado a la causa no muestra hacia qué situación concreta se refería el ex presidente catalán, pero tras recibir de su interlocutor un «no estoy [estamos] convencidos» como respuesta, la apostilla siguiente de Puigdemont es la que pone en alerta a los investigadores: «No lo sé, supongo que de momento habrá que esperar al nuevo DG (que pienso que es bueno)».

Los agentes de la Guardia Civil que han trabajado en la causa dejan por escrito su preocupación por esta revelación: «Las iniciales del mensaje de Puigdemont, DG, pueden estar referidas al nombramiento de Pere Ferrer Sastre», cuya designación ya se conocía entonces, pero aún no había asumido el cargo.

Según la Guardia Civil, «de ser cierto, ello pone de manifiesto el uso de las instituciones y personas afines al proceso independentista para conseguir objetivos políticos y partidistas e incluso, de confirmarse, delictivos». En el informe no queda constancia de que esta línea de investigación haya derivado en pruebas sobre la posible implicación del actual director general de los Mossos, pero sí de las sospechas sobre ello.

Los documentos incluidos en la causa, elaborados en base al informe técnico policial realizado al material informático intervenido a Campmajó, incluyen hasta 10 capturas de conversaciones entre distintos implicados referidas a la búsqueda de posibles agentes infiltrados.

Topos en los Mossos

Lo que sí queda acreditado en la pieza separada secreta de Tsunami es la connivencia de al menos dos agentes de los Mossos y un cabo de la Policía Municipal de Gerona con destacados miembros de la red. Así lo atestiguan las pruebas que se adjuntan en ese sumario, al que ha tenido acceso OKDIARIO: la red de topos policiales infiltrados facilitaba la identificación de matrículas, personas, agentes secretos e incluso desvelaba información precisa sobre operaciones de la Guardia Civil contra el propio Tsunami o los CDR. Datos que pusieron en riesgo misiones, lo que ha generado un profundo malestar entre los investigadores.

Entre el material filtrado desde los Mossos a miembros de Tsunami figuran documentos delicados: una orden de despliegue de la Guardia Civil en la zona de La Junquera, un archivo de acceso reservado a la Sala de Coordinación Policial en el que la Guardia Civil informó a los Mossos que iba a realizar «varios dispositivos en la Comandancia de Gerona». 

Orden de despliegue de la Guardia Civil.

La fecha de esa orden no pasa desapercibida para los investigadores: 24 de septiembre de 2019, a las seis de la mañana. Justo veinticuatro horas después de que la Guardia Civil lanzase su Operación Judas para detener a 9 de los 12 miembros CDR acusados por terrorismo tras fabricar explosivos y planear utilizarlos. Otra causa dirigida por el magistrado Manuel García-Castellón, como la de Tsunami, que también podría caer en desgracia cuando se apruebe la amnistía.

Los agentes de la Guardia Civil de la séptima Zona de Cataluña que actuaron como policías judiciales en esta investigación, tras detectar todo este material informático incautado al cerebro de Tsunami, dejó constancia en un informe -incorporado a la causa- de la gravedad de estas revelaciones presuntamente originadas en los Mossos. «La tenencia de este tipo de documentos fuera de las FCS [Fuerzas y Cuerpos de Seguridad] significa una filtración grave de ese tipo de comunicaciones y que indudablemente tuvo que ser extraída y filtrada por algún miembro de los cuerpos que prestan servicios en esa Sala».

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