Una imagen de normalidad institucional

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La imagen tradicional del Rey presidiendo el Consejo de Ministros, esta vez en el Salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela, es un gesto simbólico que se ha venido repitiendo desde el principio de la restauración democrática y que trata de dar una impresión de normalidad institucional y ser prueba irrefutable de que entre las dos altas instituciones –monarquía y gobierno- reinan la cordialidad y las buenas relaciones. En este caso, además, debía haber cierta premura en dejar bien claro ante la opinión pública que a pesar de que hay algunos sectores de la sociedad que desconfían y no creen posible que pueda existir entendimiento y cordialidad entre el actual Jefe del Estado y los representantes de Unidas Podemos por el hecho de que don Felipe sea Rey de España, lo cierto es que la reunión discurrió por los cauces de la normalidad y el respeto mutuo.

Sin embargo, no se puede negar que todavía resulta muy chocante para los medios de comunicación y para la sociedad en general ver a Pablo Iglesias, Vicepresidente del Gobierno, Irene Montero, ministra de Igualdad, Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, Manuel Castell de Universidades y Alberto Garzón, titular de Consumo, sentados alrededor de la gran mesa de reuniones del Palacio de la Zarzuela presidida por don Felipe. Sobre todo porque son muy recientes el recuerdo que tenemos de todos ellos reclamando que la Monarquía en España se sustituya por una República y exigiendo que la Constitución del 78 se derogue por otra redactada más a su medida.

Es inevitable, como no puede ser de otra manera, pensar qué ha pasado dentro de la mente de esas personas que antes querían acabar con lo que ellos llamaban “el régimen del 78”, al que no confería el rango de sistema plenamente democrático, y que declaraban que lo que tenía que hacer don Felipe era presentarse a unas elecciones para poder ser un Jefe de Estado democrático, olvidando que la esencia de la monarquía es su carácter hereditario. ¿Se han olvidado de sus exigentes reivindicaciones porque les ha pasado algo similar a lo que le ocurrió a Pablo de Tarso, cuando se cayó del caballo, camino de Damasco? ¿O es más bien que los actuales ministros y ministras de UP que forman parte del gobierno actual han decidido dejarse de tiquis miquis y alcanzar el poder aunque sea de una forma bastante distinta a la que ellos ansiaban?

No es fácil despejar esa incógnita porque la respuesta, sea la que sea, sería difícil de creer ya que todos nos hemos hecho un tanto escépticos y descreídos acerca de la respuesta que dieran a esas dudas que se presentan a tantos ciudadanos de este país. El único que hasta ahora se ha pronunciado después de prometer lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución ha sido Alberto Garzón, quien hace poco declaraba  que la fórmula prometida ante el monarca y con la mano puesta en la Carta Magna no le iban a impedir seguir luchando por la República y otras reivindicaciones de Izquierda Unida. Algo sorprendente porque eso significaría un incumplimiento flagrante de lo prometido y posiblemente un delito punible por la justicia.

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