España
Terrorismo ETA

El etarra Zurimendi regresa al País Vasco huyendo del «amargo» régimen de Maduro en Venezuela

Sigue así la estela de su compañero Iñaki Orueta quien era recibido por familiares y amigos el pasado 24 de julio en San Sebastián, tras permanecer cuatro décadas fugado de la Justicia española.

Mejor la vivir bajo la supuesta represión del Gobierno español que el «amargo» régimen de Maduro. El histórico miembro de ETA Koldo Zurimendi Oribe, fugado a Venezuela tras un par de años en Argelia, regresa al País Vasco huyendo del régimen chavista.

Zurimendi ha puesto fin, esta misma semana, a su retiro comunista para volver a su localidad natal, Amurrio, tal y como publica en su página web Etxerat, la plataforma de los familiares de los terroristas presos.

El etarra llegaba a Caracas hace tres décadas, tras detectarse su vinculación a la banda armada, como integrante del comando Pasagarri. Lo hacía acompañado de otros nombres propios de la resistencia de ETA, como Xavier Arruti Imaz y Asun Arana. Pese a que, a diferencia de ellos, Zurimendi no ha ocupado puestos relevantes vinculados al Gobierno venezolano, su denuncia abierta y en remoto de la ‘causa vasca’ ha sido constante.

Además, y tras la salida del también militante etarra Arturo Cubillas de las funciones de dirección del entramado de la banda terrorista en el país caribeño – así como de su colectivo de miembros residentes en el mismo, tras huir de sus causas pendientes con la Justicia española- Zurimendi y sus compañeros Arruti y Arana, se ponían al frente.

El propio ex portavoz del PNV y senador nacionalista Iñaki Anasagasti, nacido en Venezuela, se hacía eco en su blog personal de lo insólito de la situación: «Un vasco me envía desde Caracas el siguiente comentario. Acabo de ver una noticia difícil de entender bien, aunque no me sorprende pues ya ha ocurrido anteriormente con otros personajes que dicen de ellos que están ‘buscados’ a los cuales el Estado español les ha solicitado la extradición y de repente se van (…) en avión y no les pasa nada», en referencia a la llegada a España de Arturo Cubillas, Iñaki Orueta y la más reciente de Koldo Zurimendi.

«Por lo visto prefieren arriesgarse con la justicia española (o no tenían causas pendientes) que seguir gozando del paraíso que les ofrece Maduro y sus compinches», apuntala Anasagasti.

El etarra Zurimendi fue incluido por Herri Batasuna en su relación de candidaturas a las elecciones municipales de 1995 en el País Vasco, por Amurrio, según un informe de la División de Cooperación Internacional (D.C.I.) de la Policía Nacional, reflejado en el Auto mediante el que el juez Baltasar Garzón suspendió las actividades y ordenó el cierre de locales de la formación.

Covite

El Colectivo de Víctimas del Terrorismo, COVITE, ha lamentado las imágenes publicadas en redes sociales, en las últimas horas, y los mensajes de apoyo a Zurimendi desde el entorno de la izquierda abertzale. «Son gestos de propaganda para ensalzar su figura como si se tratase de la vuelta de un hijo pródigo», apuntan a OKDIARIO. Para señalar, a continuación, que el método se repite en todos los casos, regresar al País Vasco cuando ya han prescrito sus causas judiciales pendientes en España.

Desde Covite recuerdan cómo en octubre de 2018, su presidenta Consuelo Ordóñez y varias víctimas de ETA eran insultadas y agredidas en Tolosa, durante los actos del ‘Día de los exiliados y deportados políticos vascos’, al que asistieron para reclamar públicamente el fin de la «impunidad» de los etarras fugados en el extranjero – en países como Cuba o Venezuela- y pedir su encarcelamiento.

En dicha ocasión, hicieron pública una relación de nombres de todos los etarras «que se conoce que están prófugos de la Justicia, entre ellos Josu Ternera, Natividad Jáuregui, o Barrutiabengoa y Ripolles (los asesinos del marido de Concepción Fernández, que están en Venezuela)». Y entre los que se encontraba el del propio Zurimendi.

Consuelo Ordóñez quiso entregar dicha lista a algunos de los miembros de ETA que se encontraban en el acto, entre ellos el Carnicero de Mondragón, pero fue empujada al grito de «fascistas fuera».