El espionaje de EEUU, Reino Unido e Israel restringe la información a España por la presencia de Podemos

"Genera desconfianza la presencia en el Gobierno e incluso la influencia en el CNI de un partido con claros vínculos con determinados regímenes dictatoriales"

inteligencia podemos españa
Carlos Cuesta

La presencia de Podemos en el Gobierno de España está teniendo consecuencias apreciables en materia de colaboración de los servicios de inteligencia internacionales. Apreciables y sensibles. Fuentes internas conocedoras del trabajo diario del CNI han confirmado a OKDIARIO que es ya evidente la restricción de información puesta a disposición de España por parte de algunos de los principales servicios de espionaje de las grandes potencias. Entre ellos, los hasta ahora mayores colaboradores en la lucha antiterrorista: el servicio de inteligencia de Estados Unidos, el de Reino Unido y el de Israel.

Una fuente interna conocedora de esta labor en España señala que «evidentemente no habido una comunicación ni oficial ni oficiosa para advertir del recorte de envío o de la restricción de la coordinación habitual en operaciones de gran relevancia nacionales o internacionales, pero lo cierto es que en el trabajo diario se observa que la remisión de datos y la petición de colaboración no es la misma que en el pasado». Esa misma fuente afirma que «la causa es obvia: la desconfianza que genera la presencia en el Gobierno e incluso la influencia en el CNI de un partido con claros vínculos con determinados regímenes dictatoriales y ligados a delitos perseguidos internacionalmente». Un partido llamado «Podemos».

«Es normal que países que han cuidado siempre sus servicios de inteligencia no quieran trasladar ahora información sensible sobre determinadas operaciones a un país como España gobernado en estos momentos, al menos en una parte, por personas que han entrado en contacto directo con mandatarios que pueden estar siendo investigados dentro de las labores habituales de esos mismos servicios de inteligencia», explica esa fuente en alusión a Podemos.

Lo cierto es que esa desconfianza se ha notado ya abiertamente incluso en las reuniones abiertas y no estrictamente de inteligencia que mantienen grandes potencias para abordar asuntos de relevancia internacional como el terrorismo. Así, dos de las últimas cumbres internacionales en las que se han debatido asuntos decisivos en materia de terrorismo o mafias de la inmigración no han contado con España. Los representantes del Gobierno socialcomunista aseguran extraoficialmente que no había un interés nacional por acudir, pero fuentes diplomáticas consultadas por OKDIARIO han reiterado que nunca hubo un intento de invitar a España para que estuviera presente junto con el resto de potencias. De hecho, la evidente realidad es que los gobernantes nacionales ni estuvieron en esas citas, ni se les esperaba.

La primera de estas citas se desarrolló en la segunda mitad de enero. El anfitrión fue Alemania. Berlín acogió a líderes internacionales y partes en conflicto para dialogar y solucionar la crisis en Libia. Los puntos encima de la mesa no podían ser más decisivos para España: avance del yihadismo, situación de Libia y su consiguiente expulsión de refugiados, y presión del islamismo radical en los países vecinos de España en la orilla opuesta del Mediterráneo.

Las partes involucradas en el conflicto libio y líderes como Erdogan, Putin, Macron y Johnson acudieron sin dudarlo para solventar el tablero político y mostrar su apoyo al alto al fuego en el país del norte de África.

Los asistentes fueron aquellos que Alemania y sus socios consideraron decisivos en la toma de postura del tablero internacional: los presidentes de Turquía, Recep Tayyip Erdogan; de Francia, Emmanuel Macron; de Rusia, Vladimir Putin; el primer ministro de Italia, Giuseppe Conte; el secretario general de la ONU, Antonio Guterres; la canciller alemana, Angela Merkel; el primer ministro británico, Boris Johnson; el presidente del Consejo de la Unión Europea, Charles Michel; la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente de Egipto, Abdel Fattah el-Sisi. Ni rastro de España.

Fuentes diplomáticas han rechazado a este diario la versión de que nuestro país no tuviera interés en asistir y señalan que, simplemente, nunca se invitó a los representantes nacionales.

Pero, el segundo de los encuentros en los que España brilló por su ausencia fue aún más evidente. Mitad de noviembre. Francia, Alemania, Austria y Países Bajos se reúnen para una cumbre netamente antiterrorista. Y España volvió a quedarse fuera de juego, junto a Italia y Grecia.

En la mesa de discusión, nada menos que la reforma del espacio Schengen y el blindaje y refuerzo de los sistemas de control en las fronteras exteriores. Traducido: justo uno de los principales problemas de España, inmersa en esas fechas en una nueva crisis de las pateras.

La cumbre debatía el futuro del control del yihadismo tras la sucesión de atentados que han tenido lugar en París, Niza o Viena. Pero el Gobierno francés, del mismo Macron con el que Sánchez afirma tener una potente alianza estratégica en Europa, se reunía con la canciller alemana Angela Merkel; el presidente austriaco, Sebastian Kurz, y el holandés Mark Rutte, además del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Con España no. Según afirman extraoficialmente desde el Gobierno, porque no hubo interés por su parte por acudir.

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