Ayuso: «Jamás he utilizado las instituciones para beneficiar a nadie, como sí hizo Moncloa con Begoña»

Isabel Díaz Ayuso arremete con dureza contra lo que considera una campaña política de desgaste personal orquestada desde Moncloa. La presidenta madrileña denuncia que, al no encontrar ninguna fisura en su gestión institucional, sus adversarios han optado por atacar su entorno privado —en concreto, a su pareja— con el fin de minar su credibilidad pública y debilitarla emocionalmente.
Ayuso establece un paralelismo entre su entorno —que, asegura, sigue con sus vidas profesionales intactas— y el del presidente del Gobierno, al que acusa de haber convertido las instituciones en herramientas de protección y promoción personal y familiar. Para la presidenta madrileña el «caso del novio de Ayuso» es una cortina de humo recurrente para tapar escándalos que afectan directamente al Ejecutivo.
Ayuso responde con ironía al machismo implícito en responsabilizar a una mujer de las acciones de su pareja, y acusa al Gobierno de querer devolver el debate político a lógicas propias del franquismo, donde la mujer era considerada dependiente del hombre. Reivindica su independencia personal y política, y sostiene que esta operación no busca justicia, sino destruirla emocionalmente.
R.- Y eso es precisamente lo que más les molesta: no tienen por dónde atacarme. Jamás he beneficiado a nadie desde estas instituciones. No puedo decir lo mismo de lo que ocurre en Moncloa: ahí están la mujer del presidente, su hermano… Con informes fabricados, con instituciones al servicio de sus intereses. Informes que ni los propios técnicos se atreven a firmar de la vergüenza. Y curiosamente, a ellos nadie les inspecciona. En mi entorno, la gente sigue trabajando en lo mismo que hacía hace cinco, diez, quince años. En el suyo, todos cambiaron de vida desde que llegaron al poder. Y eso lo dice todo.
Esa es una de las grandes diferencias. Da igual lo que ocurra con el número dos del PSOE, el que fue el ministro más relevante de la pasada legislatura. Lo están protegiendo sin pudor, pese a que la Justicia le ha retirado el pasaporte. Pero aparece Ábalos: El novio de Ayuso. Se destapa una trama de hidrocarburos que implica a varios ministerios: El novio de Ayuso. Aparecen casos de explotación sexual de chicas jóvenes a cambio de pisos y empleos públicos: silencio. Pero… ¿el titular cuál es? El novio de Ayuso.
Sale información sobre la mujer del presidente, que podría haber montado su oficina en la calle Serrano y ejercer su actividad con total normalidad —tiene derecho a ello—, pero no, todo ha ocurrido dentro de La Moncloa. Y aun así, el relato sigue siendo el novio de Ayuso. Da igual lo que pase en el muro de Sánchez: la cortina de humo siempre es él. Todo eso es un abuso absoluto. Están utilizando a esta persona constantemente para tapar una montaña de escándalos como no se ha visto en democracia.
P.- ¿No le parece un poco carca responsabilizar a una mujer por lo que hace su pareja? Suena casi surrealista. Él tiene su vida y usted la suya, ¿no?
R.- Sobre todo porque somos dos personas adultas, independientes. Y más aún si hablamos de una relación reciente. Es que ni siquiera nos conocíamos durante los momentos más duros de la pandemia, cuando algunos intentan retrotraer todo y señalarme por lo que él hizo antes de conocerme.
P.- Volvemos al concepto de pareja del franquismo, donde la mujer dependía del hombre.
R.- Exacto. Si lleváramos 20 años construyendo patrimonio conjunto, gestionando empresas… todavía se podría entender el debate. Pero nada más lejos. Lo cierto es que todo vale cuando se trata de mí. Lo que necesita el presidente es destruirme anímicamente. Es lo único que puede intentar.
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