Economía

¡United States fiscal cliff!

inflación en Estados Unidos, ipc

«Si yo te debo una libra, tengo un problema; pero si te debo un millón, el problema es tuyo.» John Maynard Keynes

Advertía este fin de semana el gobierno de Joe Biden que no ampliar el techo de deuda provocaría una caída en el S&P500 del -45%, tras tildar de inaceptables las propuestas republicanas. Y no es para menos, puesto que estaríamos ante un suceso extraordinario nunca antes visto en la historia, el impago de la deuda nacional de los Estados Unidos. Un hito, que cada cierto tiempo se cierne sobre mi querido Mr. Market debido al poder que el congreso americano tiene para determinar el límite máximo de deuda que pueden emitir los Estados Unidos, establecido en 31,4 billones de dólares, alcanzado el pasado enero. Actualmente, el gobierno Federal está cumpliendo con sus pagos gracias a unas reservas que se calcula que podrían agotarse el próximo 1 de junio. Y yo me pregunto, ¿alguien se atreve a decirme que tras el BREXIT, el TRUMPAZO, la pandemia y la guerra de Europa, no sucederá? Sin duda, ante esta inverosímil época en la que nos encontramos, es complicado no plantearse que cualquier locura pueda suceder, nuestros llamados ‘Black Swans’.

Al fin y al cabo, la fecha X, ese día en el que USA entre en ‘default’ como consecuencia de la falta de acuerdo de los gobernantes americanos, es algo que evidentemente se magnifica cuando el bipartidismo ostenta cada una de las cámaras de gobierno, como viene siendo la situación actual. Este hecho, permite un burdo chantaje por parte del senado republicano a la administración demócrata de Biden para virar las políticas en sentido conservador, como por ejemplo retirar las subvenciones del plan Biden a la transición ecológica en pro de un mejor entorno para las grandes petroleras. Este hecho suele tensionar la negociación hacia la fecha X, llegando a un acuerdo in extremis en 78 de las 78 veces que este hecho se ha sucedido y por ende repetido desde el año 1960.

Pero, ¿verdaderamente el impago de la deuda americana supone el apocalipsis financiero? Pues bien, en mi opinión en parte sí y en parte no. La situación obviamente es relevante si tenemos en consideración que los bonos del tesoro estadounidenses suponen la referencia en el activo libre de riesgo en todos los activos financieros del mundo. Cualquier circunstancia que ponga en duda este hecho podría causar un terremoto financiero en los mercados de activos y la posibilidad de acontecer un colapso financiero, puesto que como hemos visto, la banca comercial de USA se ha sujetado al amparo de no aflorar la pérdida latente en el mercado secundario de los bonos americanos debido a ser considerado por las agencias de rating como un activo sin riesgo. Simplemente el mero hecho de pensar que Moody’s o Standard and Poor’s bajara el rating de los Estados Unidos de América, me pone los pelos de punta.

Sin embargo, el ‘fiscal cliff’ (abismo fiscal), no es consecuencia de la pérdida de confianza de los mercados, es más bien un defecto de forma de una ley arbitraria y absurda, que se ha convertido en un circo mediático en forma de herramienta de negociación, que cada X años se nos presenta como un problemón de órdago. Como digo, la solvencia de USA no está en entredicho más allá de un techo de deuda propuesto por el Congreso americano que debería servir para mediar con la deuda pública y de tal modo poder buscar alternativas a tiempo bajo reformas estructurales que permitian un equilibrio digno a las finanzas de los contribuyentes americanos. ¿Qué sentido tiene esta Ley si la convertimos en un arma de negociación para los partidos de la oposición? Bien sabemos en España que los pactos obligados suelen terminar mal, dejando en manos de minorías extremistas las políticas claves de la nación, tergiversando la esencia de la democracia, que son las mayorías. ¿Acaso no tendría más sentido retirar esta absurda Ley? Puesto a no cumplirla, lo lógico es derogarla. Es cierto que topar la ambición de ciertos gobiernos no es una mala idea, pero si no se utiliza la regulación para su buen propósito, ¿qué sentido y función tiene? Una demostración más de cómo la regulación suele ser el epicentro de todos los problemas. Luego ya saben, ¡la culpa es del mercado!, ¿les suena?

Cierto es que Biden podría acogerse a la 14 enmienda de la constitución americana, la cual afirma que la validez de la deuda pública de los Estados Unidos no será cuestionada, ¡qué envidia de constitución, por cierto!, así como hacer uso de diferentes herramientas para seguir pagando y obedeciendo a sus compromisos, y de tal modo evitar el colapso a corto plazo. Pero si eso sucediera, la presión sobre el dólar se incrementaría, los bonos a corto plazo se desplomarían y en especial, más allá de la incertidumbre que podamos esperar sobre la renta variable, la certeza de que China aprovecharía esta circunstancia para ridiculizar el sistema político estadounidense, algo que para todo ciudadano americano de bien, ¡es inadmisible!

Me resulta impensable creer que esta vez veamos el abismo fiscal, pero en esta inverosímil época que nos ha tocado vivir nada es descartable, ni siquiera que veamos por momentos dicho abismo como un hecho histórico más, de los tantos a los que nos tienen acostumbrados. Pero lejos del magnicidio de esta anécdota, lo que nos debería llevar a reflexión es que la propia idiosincrasia de la norma a veces dificulta la vida en sociedad, y que en el fondo y no la forma esta Ley precisamente lo que pretende evitar es que gobiernos irresponsables tiren de derroche más que de ingenio, puesto que la necesidad en su mayoría de veces crea virtud. Este mundo capitalista, más allá del alarmismo de la anécdota del ‘fiscal cliff’, debería plantearse el desapalancamiento de los gobiernos como un tema tanto, o más importante que el de la transición ecológica. Y esto será tal y como se los he expuesto mientras el sistema económico que nos dirija sea el capitalismo y su orden social la regulación, que no la libertad. Ya saben, si yo les debo un dólar, tengo un problema; pero si les debo un millón, el problema es suyo señores, y los mercados financieros tienen 31,4 billones de dólares en problemas como para dormir plácidamente.

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