Si los viejos rockeros nunca mueren Luka Modric es inmortal. El croata, quién sabe si en su particular last dance, dio un recital para liderar el triunfo del Real Madrid ante el Girona. Lo arrancó con un golazo espectacular al filo del descanso y lo continuó con un clinic de pases de todos los colores, incluido el que inició la jugada del 2-0 que anotó Vinicius. Solvente partido del equipo de Ancelotti, que demostró que va a pelear por la Liga… si los árbitros le dejan.
Rotaba Ancelotti pero no mucho. El entrenador del Real Madrid arriesga menos en sus alineaciones que Florentino en sus corbatas, así que dispuso tres cambios en el once sobre el que saltó al Bernabéu contra el Manchester City. Buena noticia ver a Alaba por primera vez de titular en catorce meses siquiera sea para dar un respiro al sobreexplotado Rüdiger. Regresaba también Lucas Vázquez al lateral derecho también para que rotara Fede Valverde. Y Modric, que se ha quedado para estas batallitas, hacía de Ceballos. Ah, y Brahim ocupaba el sitio del sancionado Bellingham.
No había novedades en el resto de la alineación de un Real Madrid que volvía a tener al trío Rodrygo, Vinicius y Mbappé como amenaza ofensiva. Enfrente el Girona de Míchel, que se parece a ese equipazo del año pasado como un huevo a una castaña. La propuesta sigue siendo atrevida pero el equipo no la ejecuta igual.
Al silbato Cuadra Fernández que venía de liarla en el Barcelona-Rayo la semana pasada, ayudado (o no) por Melero López en el VAR. El colegiado se llevó la merecida pitada del Bernabéu por él y por todos sus compañeros. Eso fue poco antes que a eso de las cuatro y cuarto echara a rodar el balón. Pronto dominó el Real Madrid ante un Girona que replegó con orden. y que dio un susto en el minuto 4 en un barullo a la salida de un córner que sacó bajo palos Courtois. Respondió Mbappé en una acción individual que sacó como pudo Gazzaniga.
Vértigo en el Bernabéu
Tras el fulgurante arranque del duelo llegó la pausa. Se alargaron las posesiones, sobre todo del Real Madrid, y trató de controlar los daños el Girona. Una gran jugada colectiva del equipo de Ancelotti acabó en el área con un centro de Mbappé y un cabezazo alto de Vinicius. El brasileño se durmió en una contra cinco minutos después y se embelesó tanto que dejó a Mbappé compuesto y con el molde esperando la asistencia.
Comenzó a llamar a las puertas del gol cerca de la media hora. Lo hizo con insistencia y cargó el área con muchos jugadores. Una jugada individual de Brahim en la que retrató a Blind acabó con un disparo arriba que sacó Gazzaniga con una mano notable. Respondió el Girona con una ocasión de Van de Beek que sacó bien Courtois y activó una contra en la que volvió a elegir mal Vinicius: la jugada pedía el tiro y él esperó demasiado para dársela a Mbappé.
En el intercambio de golpes falló Tsygankov en el 32 una volea fácil dentro del área tras una buena asistencia de Danjuma. El que no perdonó después fue Luka Modric. El croata enganchó una rechace a 30 metros de la portería, la bajó con el pecho y se sacó una media volea con la diestra que se coló lejos, muy lejos del vuelo de Gazzaniga. Un golazo propio de un Balón de Oro. En el ocaso de su carrera, sí, pero con un talento gigantesco.
Un gol de leyenda
El gol fue el broche de oro ideal para un primer tiempo entretenido, sin gran tensión, sin entradas, sin protestas y sin que Cuadra Fernández ni Melero López cometieran ninguna barrabasada. Se fue por delante el Real Madrid que quizá a los puntos había hecho algo más de mérito que el Girona, que también había tenido las suyas.
De salida en la reanudación siguió dominando el Real Madrid, que puso cerco al área del Girona. Era un dominio cómodo pero los de Ancelotti corrían peligro de dormirse en su propio éxito. Danjuma perdonó el empate en una contra en la que Modric consiguió dejarle en fuera de juego. Después Vinicius hizo la jugada del partido, abrochada con un derechazo que se estrelló con violencia contra el larguero. El Bernabéu contuvo el uy.
Al equipo de Ancelotti sólo le faltaba cerrar un partido que tenía bajo control. En el 62 Mbappé tuvo la suya que abortaron entre Gazzaniga y Krejci. Míchel ya había hecho cuatro cambios para intentar agitar a su equipo mientras que Carletto seguía esperando a que le sonara la alarma del Nokia. Otra vez la tuvo Vinicius en el 69 con una jugada que acabó en un remate extraño y defectuoso.
Chupón de oro
La alarma de Ancelotti pitó en el 72. Entraron Ceballos por Brahim y Camavinga por Alaba. Tchouaméni pasaba a ser central. En 74 Vinicius volvió a pecar de chupón en una acción individual en la que tenía solo a Mbappé, que sólo le faltó mandarle un wasap para que le diera la pelota. No se la dio y acabó la jugada con un tiro a ninguna parte.
En el 79 fue Mbappé el que perdonó ante Gazzaniga después de un control maravilloso tras el pase de Modric al que sucedió un remate al muñeco. Seguía perdonando el Real Madrid y el fantasma de un Gironazo comenzaba a asustar el Bernabéu. Los blancos tenían el partido sin cerrar y ahogarse en su propia mala puntería.
Ancelotti, que se lo olía, iba a meter de golpe a Fede Valverde y Rüdiger. Menos mal que en el 82 Mbappé hizo con Vinicius lo que el brasileño no había hecho con él: dársela. Modric arrancó la jugada, Mbappé vio el desmarque de Vinicius y el brasileño, que llegó algo forzado, metió la punterita para hacer el 2-0. Llegó el cambio. Se fue Modric y entró Rüdiger.
Eran ya los minutos finales de un partido resuelto, aunque tarde, por el Real Madrid. Lo intentó el Girona hasta el final pero no tenía ni tiempo ni fútbol para inquietar al equipo blanco que pudo haber goleado si hubiera tenido más puntería. Pero al menos selló la victoria, sumó los tres puntos y sigue en la pelea por la Liga… mientras le dejen.