Economía

Sánchez ataca a Ferrovial e ignora que Roures tiene sus empresas y su fortuna en Países Bajos

  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

El cambio de sede social de Ferrovial a los Países Bajos ha vuelto a poner en evidencia el doble rasero del Gobierno de Pedro Sánchez. Así, se ha lanzado en tromba contra Rafael del Pino acusándole de antiespañol y poco menos que evasor de impuestos, mientras hace la vista gorda con su empresario audiovisual de cabecera, Jaume Roures, quien tiene su entramado empresarial y su propia fortuna en ese país desde hace años. Y en su caso, el motivo fiscal es el fundamental. Concretamente, confesó que tiene su patrimonio personal (estimado en 500 millones de euros hace 10 años) en diversas sociedades domiciliadas también en Países Bajos.

Roures, propietario de Mediapro (empresa que hace la realización de la Liga española y sirve las imágenes del VAR) y avalista de Joan Laporta en el Fútbol Club Barcelona, posee un holding en Países Bajos llamado Mediacapital BV, en el que concentra sus participaciones en las empresas que controla en España: Imagina (propietaria de varias productoras de cine y televisión), Mediapro (titular de los derechos del fútbol), el digital Público (donde Pablo Iglesias publica su podcast) o Canal Red, la televisión del líder de Podemos y exvicepresidente del Gobierno.

Según publicaron distintos medios en su día, hace cerca de 20 años que Roures tiene este entramado societario en el mismo estado donde va a trasladar ahora su sede de Ferrovial. Y nadie del Ejecutivo de PSOE y Podemos ha denunciado la situación, ni ha criticado al productor, ni ha exigido que vuelva a domiciliar sus negocios en España.

Además, el empresario comunista confesó que tiene su patrimonio personal (estimado en 500 millones de euros hace 10 años) en diversas sociedades domiciliadas también en Países Bajos. Con la agravante de que se trata de un entramado de participaciones cruzadas para ocultar la verdadera propiedad de los activos de Roures, incluyendo las acciones de sus diferentes empresas. Algo que suele hacerse habitualmente para esconder parte de esas posesiones en paraísos fiscales (en el caso de Países Bajos, lo normal es tener estructuras en las Antillas Holandesas).

Crisis sin fin

Los negocios de Roures llevan años de capa caída y no sólo por el impacto de la pandemia. A finales de 2021, tuvo que vender el 85% de Mediapro al grupo chino Orient Hontai Capital, con lo que él y su socio Tatxo Benet redujeron su participación al 4% cada uno. El grupo publicitario WPP posee otro 8%. Y, ante la crítica situación de la compañía, en enero de 2022 necesitó una nueva inyección de 120 millones de otro inversor chino llamado Hao Tang para evitar el concurso de acreedores. Algo que no se puede descartar, puesto que el grupo arrastra una deuda de 1.000 millones.

Y ahí no se acaban sus problemas. Como ha informado OKDIARIO, Mediapro disparó sus pérdidas hasta 523 millones en 2020 y Roures se juega otros 600 millones en su batalla judicial con Canal + Francia por dar la espantada y devolver los derechos de emisión de los partidos de fútbol de la liga francesa. Eso, sin contar el agujero sin fondo de Público, que acumula 2,3 millones de pérdidas hasta 2021.