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Renfe pone una pica en Francia: el tráfico en Lyon crece un 37% y en Marsella un 110% desde julio

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Raúl Blanco, presidente de Renfe.
Carlos Ribagorda

Los primeros datos del tráfico de pasajeros de las estaciones de tren francesas en las que Renfe empezó a operar el pasado julio muestran que la operadora ferroviaria pública española ha empezado con buen pie su aventura en ese país, pese a las trabas que le han puesto las autoridades galas para permitirle dar servicio, al contrario de lo que le ha pasado en España a Ouigo, filial low cost de la sociedad pública francesa de ferrocarriles SNCF.

Según el distribuidor Trainline, el tráfico en la estación de Lyon -donde acaba la línea Barcelona-Lyon que ha empezado a operar Renfe en competencia con SNCF- ha crecido un 53% sobre el mismo periodo de 2022. Por su parte, en la estación de Montpellier, lugar de paso para Renfe, la demanda ha subido un 33%. En cambio, en la estación de París, donde todavía no llega Renfe, el incremento es de sólo un 13%.

En cuanto a la línea Barcelona-Lyon, Trainline ha comprobado un incremento del 37% en las reservas desde julio, cuando empezó a operar Renfe, y del 110% en la línea Madrid-Marsella, lo que demuestra el impacto de la entrada en el mercado francés de la operadora española. Además, como resultado de la irrupción de Renfe y de la italiana Trenitalia, los precios han bajado y han obligado también a SNCF a responder con bajadas de precios o abriendo esas rutas a su low cost, Ouigo.

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Datos oficiales de Renfe cifran en 106.000 los billetes vendidos con un porcentaje medio de ocupación del 81%, con una puntualidad por encima de la que tenían cuando operaban esas líneas con la SNCF. La compañía ha reiterado también su intención de operar hasta París, aunque todavía no tiene los permisos necesarios de las autoridades.

Es exactamente lo mismo que le viene sucediendo desde que está intentando operar en Francia, cuyo Gobierno está torpedeando la entrada de competidores, como reconoció incluso el regulador francés y publicó este diario.

Esas trabas son justo lo contrario de lo que le ha pasado a SNCF en España. Las autoridades españolas han puesto una alfombra roja a Ouigo, que opera desde mayo de 2021 en la mejor línea de alta velocidad en el país, la Madrid-Barcelona. Posteriormente, Ouigo recibió la autorización para operar hasta Valencia y Alicante, y ahora llegará a Valladolid y Murcia.

Además, Ouigo ha pedido que el Gobierno le subvencione la luz y que Adif, el gestor de las infraestructuras que depende del Ministerio de Fomento, le baje los cánones que pagan las compañías por utilizar las vías que construye esa sociedad estatal. Mientras, en Francia, Renfe paga más por los cánones que Ouigo en España, y ha sufrido la burocracia gala.

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