Brexit

Reino Unido se ratifica, ¡’Brexit’ como solución!

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Theresa May

‘¿Podríamos nosotros, desde Inglaterra, quizás mediante algún esfuerzo, algún sacrificio de nuestros intereses materiales, algún gesto apremiante al tiempo de amistad y de mando, haber reconciliado a Francia y Alemania a tiempo, y haber formado esa gran asociación, la única en la que la paz y la gloria de Europa estaría a salvo?’ Winston Churchill

¡Esperpéntico! Es la palabra que me viene a la mente cada vez que pienso en el Brexit. Ciertamente, el nivel de tensión mediática que vivimos en la actualidad nada tiene que ver con lo vivido aquel junio de 2016, uno de los momentos operativos más intensos de mi carrera profesional, con el pánico instaurado en los mercados al mismo nivel que el que viví en el crash bursátil de 2008, provocado por la quiebra de Lehman Brothers.

Sin embargo, a pesar de que los mercados viven bajo una extraña calma, los acontecimientos recientes de la desconexión UK-UE, no dejan de asombrarme las consecuencias de las negociaciones en la cámara de los comunes. La cámara británica, con la tradición democrática más importante del mundo, se está pronunciando de manera clara en sus votaciones sobre la opinión de continuar o no en Europa.

Con un resultado muy alejado de aceptar una desconexión suave y una victoria “in extremis” sobre partir peras a lo bruto, queda más que claro que los británicos no es que sólo quieran desconectarse de Europa, es que ¡quieren hacerlo ya!

Con un resultado muy alejado de aceptar una desconexión suave y una victoria “in extremis” sobre partir peras a lo bruto, queda más que claro que los británicos no es que sólo quieran desconectarse de Europa, es que ¡quieren hacerlo ya! asumiendo pagar por ello todas las consecuencias negativas que de ello se derive. Obviamente el resto de Europa observamos atónitos tal dantesco espectáculo.

Como europeísta convencida que soy, no puedo dejar de preguntarme ¿qué nos está pasando?, ¿hacia dónde se dirige Europa? Quedar en manos de aprobar el acuerdo y extender el término a corto plazo, o rechazar el acuerdo y solicitar una extensión larga, es una jugarreta perversa de Theresa May, en la que de manera indirecta plantea a los comunes aceptar el Brexit propuesto por la UE o jugársela a que dicho Brexit quede en la historia del Reino Unido como el ridículo más espantoso de su historia.

Es decir, alargar los plazos hasta que un Gobierno cercano al remain termine por dejar al Brexit como un mal ejemplo de humor inglés. Sin embargo, más allá de la simplicidad de pensar que los británicos están equivocados en querer salir de Europa, mi reflexión me invita a exponer los motivos por los que los británicos votaron a favor de un Brexit y los comunes están votando con tanta dureza las propuestas benévolas de Europa.

Está claro que UK no está cómoda en la Unión Europea y más allá de los prejuicios de entrada, debemos ser comprensivos en cuanto a sus argumentos, bajo la única idea de comprender sus circunstancias y aprender de los errores. Es cierto, soy europeísta pero también soy rematadamente liberal. Podemos querer construir nuestra Europa al coste que sea o una Europa de la que podamos sentirnos orgullosos, ¿ustedes qué escogerían? La vida me ha enseñado que construir por construir, sin razón ni pasión jamás suele ser una buena ecuación, y claramente el descontento del Reino Unido con Europa no es cuestión de simple pataleta. ¿Tal vez debamos hacer autocrítica?

Está claro que UK no está cómoda en la Unión Europea y más allá de los prejuicios de entrada, debemos ser comprensivos en cuanto a sus argumentos.

Como decía Churchill, construir Europa precisaba de mano izquierda, esfuerzo y sacrificio, puesto que el Reino Unido debía de amparar el matrimonio franco-alemán para beneficio de todos tras años y tal vez siglos de guerras. Europa por lo tanto, se ha construido como el eje de la victoria de la paz, sobre la guerra. En eso, estamos todos de acuerdo. Pero Europa también se ha construido sobre un eje cuanto menos perverso, aquel que se supone como un club selecto de burócratas elegidos a dedo, empecinados en discutir absurdidades y en temporizar a ritmo de caracol aquellos temas realmente importantes que competen a todo ciudadano; ¡sus libertades y su economía!

Recordarán algunos como mi admirada Margaret Thatcher se erigió sobre la crisis con su célebre frase, ¡pongámonos a trabajar! El liberalismo está implícito en el Reino Unido y la mayor pérdida para Europa no es su PIB, son sus libertades. Perder el centro liberal de una Europa tosca y excesivamente burocratizada, es ciertamente para mí dar un paso atrás señores. Tal vez es cuando entiendo que el Brexit no es una pataleta sino una solución, tal vez es cuando entiendo que el problema del Brexit no es de los ingleses, sino del resto de Europa.

Tal vez ahora pienso que Europa no debería de pensar qué hacer si el Reino Unido se va, sino hacer propuestas de cambio para lograr convencerles de que no quieran irse. Tal vez al ser liberal pueda comprender mejor que el estado de bienestar se construye a partir del crecimiento y no del gasto, y tal vez por ello entienda que el causante del Brexit no es otro que la falta de determinación de una Europa que tarda en implementar unas políticas liberales que construyan la Europa que todos, incluso los británicos, queremos.

Gisela Turazzini

CEO, Blackbird Broker.

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