Merlin concede otra moratoria a sus inquilinos y aplaza la reconversión del edificio Fnac por el covid-19
Merlin Properties dará una moratoria en el alquiler de las tiendas de sus 18 centros comerciales, que aplicará desde su reapertura en estas semanas y hasta fin de año. Así lo ha anunciado Ismael Clemente, consejero delegado, de la socimi en la junta de accionistas de este miércoles.
En concreto, la socimi ‘perdonará’ parte de cada una de las rentas mensuales, que será del 60% en el mes de junio, un porcentaje que irá reduciéndose progresivamente hasta situarse en un 10% en diciembre, fecha cuando, «gracias al ‘Black Friday’ y la campaña de Navidad las firmas estarán en una mejor situación».
La moratoria se suma a la que Merlin ya ha otorgó, en este caso del 100% del alquiler, desde que se declaró el estado de alarma en marzo y hasta que hace unos días han podido abrir en su totalidad las tiendas de los centros. Se trata de una medida que ha sido aceptada por la práctica mayoría (entre el 85% y el 90%) de sus inquilinos que, para ello, tienen que estar al corriente de pago, seguir asumiendo los gastos comunes y, en el caso de la segunda moratoria, extender su contrato de alquiler hasta 2022.
De esta forma, los comerciales de Merlin cuentan con margen durante el ejercicio 2021 para realquilar los locales que vayan a quedar vacíos en 2022, según detalló Clemente en su intervención ante la junta general de accionistas de la compañía.
«Así estamos mejor preparados para responder ordenada y coordinadamente a los desafíos a los que nos enfrentamos por los daños que la crisis provoque en nuestros inquilinos», indicó en relación a las firmas que tienen arrendados locales en la casi veintena de centros que convierten a la socimi en el tercer propietario de este tipo de establecimientos del país.
Entre estos centros figuran el nuevo ‘X Madrid’ de Alcobendas, el ‘Arenas’ de Barcelona, el ‘Artea’ de Bilbao, o el ‘Bonaire’ de Valencia.
No obstante, la compañía ha acotado a un máximo del 4,6% el porcentaje de impagos de renta sobre el total durante los meses de abril y mayo, los más duros del confinamiento, en estos centros comerciales, tasa que se reduce al 0,7% en el caso del alquiler de las oficinas y a entre un 1,1% y un 1,9% en sus naves logísticas.
El primer ejecutivo de la mayor socimi cotizada atribuye este hecho a la «calidad de su cartera de activos» y al «perfil» de sus inquilinos, con escaso peso de empresas de los sectores más afectados por la crisis.
Aplaza la reconversión del edificio Fnac
El proyecto de restauración integral del conocido como edifico Fnac de la céntrica y comercial plaza Callao de Madrid para reconvertirlo en un centro comercial, de ocio y restauración ha quedado en suspenso y aplazado por la crisis.
Merlin Properties, socimi propietaria del inmueble, ha incluido el proyecto, y la inversión de 20 millones que supone, entre el conjunto de los que por el momento paraliza y pospone como medida de prudencia ante la actual coyuntura.
El primer ejecutivo de la socimi detalló las inversiones y proyectos que la empresa mantiene, pero cuya ejecución ha decidido, por el momento, posponer ante la crisis de entre el listado de actuaciones de inversión en mejora, construcción y reposicionamiento que tiene en marcha en su cartera de oficinas, centros comerciales y naves logísticas.
Así, del total de 750 millones de euros que suponen estas inversiones en curso, se paralizan actuaciones por unos 450 millones y se mantienen otras por unos 240 millones, priorizando aquellas que ya están prealquiladas.
Además, Clemente apuntó que en el caso de reactivar algún proyecto más, seguramente se tratará de desarrollos de naves logísticas, dada la «creciente demanda» que presentan.
«Aguantar de pie» el impacto de la crisis
De esta forma, Merlin mantiene en el importe ya estimado de 70 millones de euros el impacto de la crisis en los ingresos totales por rentas de 2020. Se trata de un monto que equivale a alrededor del 13% de su facturación de 2019.
De este impacto, 66,1 millones de euros corresponden a las referidas moratorias de pago implantadas y los 3,6 millones restantes, a los impagos estimados.
No obstante, por precaución, la socimi ha dejado en suspenso o pospuesto el grueso de los planes de inversión que tenía previsto acometer para mejorar y reposicionar su cartera de distintos activos y también ha aplazado hasta fin de año la decisión sobre el reparto de dividendo complementario.
A pesar de ello, Merlin asegura que tras cerrar en 2019 «su mejor año» desde que constituyó y salió a Bolsa en 2014, está preparada para «aguantar de pie» el impacto de la crisis, gracias a su saneado balance, su cartera y sus inquilinos.
La ‘Operación Chamartín’ encaja como un guante
Merlin Properties asegura que el proyecto Madrid Nuevo Norte, la denominada ‘Operación Chamartín’, el desarrollo urbanístico del Norte de la capital, «encaja como un guante» en la estrategia de negocio de la socimi, tanto por el tipo de activos que desarrolla como por su calendario de ejecución.
Así lo indicó Ismael Clemente, primer ejecutivo de la firma que a finales del pasado año se convirtió en segundo accionista del considerado mayor desarrollo urbanístico de Europa. La compañía compró el 14,46% de la firma promotora, Distinto Castellana Norte, en la que tiene como socios al BBVA y el grupo San José.
Clemente detalló que la ejecución del grueso del desarrollo, «alrededor del año 2030», coincidirá con la conclusión de los planes de inversión en mejora y reposicionamiento que Merlin actualmente acomete en su actual cartera de oficinas, centros comerciales y naves logística, valorada en unos 12.700 millones de euros.
«Tras los primeros planes de inversión que actualmente desarrollamos en nuestra cartera de activos se lanzarán otros y, una vez que concluyan, allá en 2030, entrará en carga el grueso del desarrollo de Madrid Nuevo Norte», detalló durante su intervención en la junta de accionistas de Merlin.
«Algunas de las fases del desarrollo se adelantarán a los años 2025 y 2026, pero el grueso de la operación se abordará en 2030», según estimó en relación a la denominada ‘Operación Chamartín’, que supondrá una inversión total de 6.000 millones de euros y que acaba de recibir sus últimas autorizaciones tras veinte años de gestión.
Clemente defendió también el encaje del proyecto en su estrategia por el tipo de activo que desarrollará, al subrayar que la construcción de viviendas, no estratégicas para la socimi, sólo representa el 19% del total del proyecto, con lo que el 80% corresponde a edificios de oficinas.
El primer ejecutivo de Merlin no se pronunció sobre un eventual aumento de su posición en el la ‘Operación Chamartín’, si bien calificó de «pequeña» su participación actual en el desarrollo, que considera un proyecto ‘build to core’. «Como no hay activos estratégicos que se puedan adquirir, los construimos», sintetizó.
Merlin tenía que estar
El presidente de la socimi, Javier Garcia-Carranza Benjumea, también se refirió a la entrada de Merlin en el ‘macroproyecto’ de la capital para asegurar que se trata de una «inversión estratégica a largo plazo» en la que la compañía «aportará mucho valor».
«Merlin tenía que estar en este proyecto, que tiene un horizonte temporal de largo plazo y afrontará muchos retos, pero al que podremos aportar para sacar lo mejor y además constituirá un importante vector de generación de valor para la empresa», indicó.
El actualmente denominado ‘Madrid Nuevo Norte’ supondrá actuar sobre tres millones de metros cuadrados de terreno a lo largo de una franja alargada de 5,6 kilómetros de longitud que atraviesa el Norte de Madrid, desde las proximidades de Plaza de Castilla hasta la M-40.
El eje del proyecto es la remodelación de la estación de Chamartín, y la cobertura de su haz de vías, sobre las que se construirá el denominado ‘parque central’, un espacio verde de trece hectáreas alrededor del que se levantará un nuevo centro de negocios que, junto a las ya cinco torres, convertirá a la zona en la nueva ‘city’ de Madrid, además de 10.500 viviendas, que en su mayoría se cederían a las administraciones.
El proyecto, que se ha ido fraguando durante los últimos veinte años y que cuenta con un calendario de ejecución por fases de unos 24 años.