Telecomunicaciones

Una mayor revalorización de la acción de Telefónica en 2022 pasa por la consolidación del sector

Sede de Telefónica
Sede de Telefónica en Madrid.

Telefónica comienza 2022 con el buen sabor de boca de haberse anotado el ejercicio pasado una revalorización cercana al 30%, su mejor registro en más de una década, frente a la subida anual del Ibex 35 de 7,93%, en el año en el que vendió su división de torres de Telxius a American Tower por 7.700 millones de euros y se dio luz verde a la fusión entre su filial británica, O2, y Virgin Media en Reino Unido. También en el que el grupo redujo su deuda financiera neta hasta los 25.000 millones de euros, menos de la mitad de que tenía en 2016, una métrica que los inversores durante mucho tiempo consideraron su talón de Aquiles. En definitiva, un 2021 de noticias positivas para la teleco, aunque no hay que olvidar que sus títulos venían de caer un 42% en 2020, el duro año de la pandemia.

La incógnita de cómo será el curso que ahora empieza viene marcada, principalmente, por la actual guerra de precios entre las operadoras en España, «el mayor problema del sector», afirma Juan José Fernández-Figares, analista de Link Securities. «Sus principales productos, voz y datos, se han convertido en auténticas commodities, por lo que el precio es clave. Ello viene presionando a la baja los márgenes de las compañías desde hace años», indica este experto, para quien «la única salida es ser capaces de apalancar lo máximo posible las estructuras operativas».

En este sentido, Fernández-Figares cree que el catalizador fundamental en el sector serán las posibles operaciones corporativas, como la que se produjo el año pasado con la compra de Euskaltel por parte de MásMóvil en una transacción valorada en 3.500 millones de euros.

Juan Peña, analista de GVC Gaesco Valores,  destaca que el hipercompetitivo mercado español es la principal traba para los inversores internacionales. Por ello, la esperada consolidación es la solución, si bien el papel del gigante de las telecomunicaciones siempre será el de «actor pasivo» en estos movimientos porque, con una cuota de mercado en torno al 30% en telefonía móvil como fija, con cualquier operación se pondría cerca del 50% y eso el regulador no lo permitiría, señala Peña. Como dijo el pasado noviembre el consejero delegado de la empresa, Ángel Vilá, Telefónica será una «facilitadora» en este proceso. «Con ello se reduciría el número de operadores y se calmaría el mercado», observa.

España es el único de sus cuatro mercados estratégicos donde la situación no está del todo encarrilada. Mientras que en Reino Unido Telefónica ha cerrado su fusión con Liberty, en Alemania su filial bate objetivos y en Brasil la coyuntura ha mejorado con la subasta de frecuencias y la compra de activos de Oi, «España es la división de la incertidumbre» ante la abundancia de operadores, comenta Peña.

En ese contexto, se enmarca el reciente acuerdo de la operadora con los sindicatos para la salida de cerca de 2.700 empleados por el que asumirá un coste de 1.500 millones de euros. «Ha sido muy costoso, pero era necesario», asegura Fernández-Figares. «La compañía en España tiene una​ estructura muy pesada, lo que limita su capacidad para competir con otras operadoras con estructuras operativas más livianas y, por tanto, más eficientes», argumenta.

JPMorgan también considera que las especulaciones sobre la consolidación de la industria en España podrían ser impulsos favorables para la acción, pero no sería el único factor. Si MásMóvil decide ser menos agresivo, se aliviaría la presión en el mercado nacional, agrega el banco. «Nos preocupa el entorno competitivo español y seguimos considerando que la valoración está ajustada», opina JPMorgan. Y es que España es un mercado «vital» para Telefónica y «tendrá que seguir intentando defender su cuota de mercado sí o sí», añade Fernández-Figares.

Ventas de activos

Según el banco estadounidense, Telefónica también podría crear más valor mediante la venta de más activos de infraestructuras o no estratégicos con múltiplos atractivos. Eso podría apoyar el balance del grupo, que muy intensivo en capital, lo que le obliga a operar con una deuda elevada, y más ante un horizonte en el que se vislumbra una retirada paulatina de los estímulos por parte de los bancos centrales, en lo que podría ser la antesala de un endurecimiento de la política monetaria. Peña, de GVC Gaesco Valores, contempla la posible venta de fibra en España o de alguna división en Latinoamérica.

Con todo, JPMorgan en su último informe, publicado en diciembre, mejoró un 2% su estimación de ingresos para 2021, básicamente para reflejar unas previsiones más optimistas respecto al negocio en Argentina y de otras divisiones latinoamericanas. Telefónica presentará sus cuentas anuales el 24 de febrero.

Pero más allá del negocio internacional, la revalorización de la acción vendrá determinada por la reducción de competencia en España vía fusiones, coinciden los analisitas. Peña prevé que la acción de la operadora se mantendrá este año en niveles de entre 4 y 5 euros, y que caer por debajo de esa cota sería «dramático para Telefónica porque abriría la puerta a que entrara un competidor extranjero y pudiera incluso comprarles».

Es cierto que, como apunta Fernández-Figares, de Link Securities, Telefónica «parece protegida» por la decisión del Gobierno de alargar hasta finales de 2022 su posible veto a la compra de compañías consideradas estratégicas. Sin embargo, Peña no descarta ningún escenario. «Nunca se sabe. Si se ponen de acuerdo los accionistas de Telefónica, el Estado podría ceder», advierte. «Nadie maneja ahora mismo una opa por Telefónica, pero si la acción no reacciona, podría darse el caso. Al final es una compañía muy atractiva a un precio muy barato», afirma.

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