Economía

El Gobierno olvida su promesa electoral de cambiar el modelo productivo hacia la industria

En la página 147 de su programa el PSOE habla de cambiar el modelo

Las administraciones públicas tienen un peso superior en el PIB al de antes de la crisis

El PIB real en España es cinco puntos inferior al de 2007

Cristina Narbona
Cristina Narbona, presidenta del PSOE, y Pedro Sánchez, secretario general. (EFE)

Llama la atención que las administraciones públicas, incluyendo la sanidad y la educación con participación privada, se haya convertido en la segunda actividad más importante del sector servicios. Representa el 25% de dicho sector y su participación en la economía total del país ha subido, a pesar de los ajustes que dicen los gobiernos que han hecho, hasta el 16,4%, dos puntos más que al inicio de la crisis.

Su crecimiento del empleo ha sido espectacular. Estas actividades tienen a 466.000 personas ocupadas más que en 2007 (un 12,5% más). Es decir, ese 16,4% del PIB emplea en total a casi 4,2 millones de personas mientras que, por ejemplo, el 21,3% de la aportación a la economía que generan los bares y comercio da trabajo a más de seis millones de personas, un tercio más (casi dos millones más) con tan sólo cinco puntos de diferencia. Se debe a la flexibilidad laboral en los servicios y determina que el sector público es poco productivo.

Algo similar ocurre si comparamos la industria y el sector público. Ambos sectores registran la misma aportación al PIB (16,4%), pero la industria tiene sólo 2,4 millones de ocupados. Es decir, con 1,8 millones de empleados menos produce lo mismo en términos de PIB que las administraciones. Lo que confirma la mayor productividad del sector industrial respecto al público.

Evolución del empleo por sectores
Evolución del empleo por sectores

Dentro del sector servicios, también crece hasta el 9,8%, casi dos puntos más que hace 11 años, la representación en el PIB de las actividades inmobiliarias tras el repunte iniciado a partir de 2015.

Curiosamente, este sector emplea a 240.000 personas (27.000 más que en 2007) pero produce sólo seis puntos menos que las administraciones públicas con un empleo inferior de cuatro millones.

Por su parte, las actividades profesionales alcanzan el 7,8% del PIB frente al 6,4% en 2007 por el alza del autoempleo de los autónomos, y las artísticas llegan al 3,5%. Mientras, siguen en caída libre las actividades financieras (del 4,6% a 3,3%), ya que comenzaron su ajuste mucho más tarde que las demás, y las relacionadas con la información y la comunicación, hasta el 3,8% frente al 4% hace 11 años.

Todos los gobiernos se han olvidado de que este modelo de crecimiento basado en los servicios es inestable e inseguro para el empleo y también para la recaudación pública, configurada en torno a la estabilidad laboral, las nóminas y el consumo. De momento, el nuevo Ejecutivo del PSOE,
aunque lo recoge en su último electoral, no ha movido un dedo. Cambiar hacia un patrón de crecimiento más estable, o mixto, y ligado a la industria relacionada con las nuevas tecnología, la digitalización y la Investigación y Desarrollo, lleva tiempo y requiere con toda seguridad un Pacto de Estado así como también aportaciones públicas. Pero en esto no piensan los partidos que sólo buscan mejorar la estadística de forma temporal al albur de cualquier probable susto exógeno o endógeno.

El PSOE prometió en su programa electoral un cambio de modelo de crecimiento de la economía más sostenible incrementando la presencia de la industria

En las negociaciones sobre los Presupuestos de 2019 que mantiene Pedro Sánchez, secretario general del PSOE y presidente del Gobierno con los partidos que han apoyado su llegada a La Moncloa, no figura ese compromiso de crear un nuevo modelo de crecimiento. Ni siquiera se
habla de iniciar el camino. Por tanto, no habrá dotación alguna para este cambio en los próximos Presupuestos a pesar del inicio de la desaceleración económica ya reconocido.

Sin embargo, en la página 147 de su programa electoral menciona la intención de crear empleo estable con el compromiso de “cambiar el modelo productivo para ser competitivos por valor añadido y talento en vez de por salarios bajos”. Y en la página 150 define ese cambio de modelo: “impulsando los sectores industriales y sectores avanzados en alto valor añadido”.

El valor del PIB real y actual es un 5% inferior al de hace 11 años frente al 11,5% de aumento oficial del PIB nominal.

En todo caso, las cifras del INE sobre contabilidad nacional hay que tomárselas con cierta cautela. Es verdad que confirman que la economía ha recuperado en términos nominales, incluyendo la inflación, casi el valor de 2007. Sin embargo, en términos monetarios, es decir, a precios constantes sin los efectos de la inflación, sale que el valor del PIB real y actual es un 5% inferior al de hace 11 años frente al 11,5% de aumento oficial del PIB nominal.

Por sectores productivos, salvo la agricultura (que crece por encima del 7%), todos los demás registran un valor inferior. La caída real de los servicios es del 3,5% frente al alza del 21,1% en términos nominales. De un 3,5% es el descenso real de la industria y del 97% el de la construcción. Lo que significa que la inflación, y también el precio del petróleo, ha sido la mejor aliada del crecimiento en España y de la salida de la crisis, y que ningún Gobierno ha apostado por un cambio de modelo económico más estable que evite o reduzca la convulsión de las estructuras económicas y del empleo en los procesos de catarsis. Por tanto, la economía española ha tenido una regresión real de momento, que es la que aún notan los ciudadanos, de más de 11 años.

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