El FMI alerta de que los problemas de suministro se extenderán a 2023 en Europa
Los problemas de suministro podrían durar más de lo esperado y extenderse hasta el año que viene, lo que representará un desafío para la política del Banco Central Europeo (BCE), después de que en 2021 las restricciones de oferta restasen dos puntos porcentuales al crecimiento del PIB de la eurozona, según ha advertido el Fondo Monetario Internacional (FMI).
«Estimamos que el PIB habría sido alrededor de un 2% más alto, lo que equivale al crecimiento de aproximadamente un año en tiempos normales previos a la pandemia para muchas economías europeas», señala en un artículo la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, junto con los economistas de la institución Oya Celasun y Alfred Kammer.
Asimismo, las restricciones de la oferta también desempeñaron un papel importante en el impulso de la inflación en la zona del euro, así como también lo tuvo la fuerte demanda. «Estimamos que los choques de oferta pueden explicar alrededor de la mitad del aumento en la inflación de los precios de los bienes manufacturados. El resto se explica principalmente por una mayor demanda», señalan.
De este modo, advierten de que «las interrupciones del suministro podrían durar más, posiblemente hasta 2023» y subrayan que, ante esta situación de incertidumbre, el desafío para los bancos centrales es respaldar la recuperación sin permitir que se arraigue una alta inflación.
Mantener estables las expectativas de inflación a mediano plazo a pesar de los impulsos transitorios de la inflación, incluso debido a las interrupciones del suministro y al aumento de los precios de la energía, «es clave para gestionar esta disyuntiva», señalan.
Los efectos de la inflación
A este respecto, anticipan que, a pesar de la rápida contracción de los mercados laborales en la zona del euro, los datos recientes y los precedentes históricos sugieren que los salarios aumentarán solo moderadamente y, por lo tanto, se espera que la inflación caiga ligeramente por debajo del objetivo del BCE una vez que la pandemia desaparezca.
«El BCE ha decidido acertadamente mantener una postura monetaria acomodaticia hasta que se cumpla su objetivo de inflación a medio plazo», al tiempo que conserva su flexibilidad para ajustar el rumbo si la elevada inflación subyacente resulta ser más duradera de lo esperado, concluyen.