Trump, el crudo y sus enemigos petroleros

Trump-EEUU-Corea
Donald Trump en una reciente imagen (Foto: AFP).
María Villardón

El petróleo es el negocio abanderado del programa económico de Donald Trump, es más, no quiere ni hablar de otras energías que no sean el crudo. Sostiene el nuevo presidente de Estados Unidos que el crudo es la llave de la nación, aunque los detalles sobre lo que hará con respecto a esta materia prima son aún muy vagos. Lo que sí ha declarado Trump antes de llegar a la Casa Blanca es que dejará de comprar petróleo a Arabia Saudita si no pone más tropas para combatir al Daesh.

Veremos hasta dónde llegan las promesas electorales de Donald Trump con respecto al petróleo y hasta donde llega su relación con los países productores de crudo como Arabia Saudita o Irán. De momento, lo que sí sabemos es que en los 100 primeros días de mandato dejará sin efecto las políticas ambientales de Barack Obama como las acordadas en la Cumbre de París y reducirá el papel de EEUU en la regulación energética.

Jesús de Blas, analista de Crédit Agricole Mercagentes cree que “es muy probable que Trump incida en la política de autosuficiencia energética, favoreciendo el fracking o las plataformas marinas, quizá en detrimento de renovables, o al menos en rebajas de subvenciones”. De manera inmediata, esto tendría básicamente dos consecuencias “tendría que aumentar la producción y presionaría los precios a la baja”, explica de Blas.  Eso sí, el analista explica que, a pesar de la posible postura de Trump, “no veo nada claro el impacto final en el precio del crudo, seguramente dependerá más del posible acuerdo de Rusia y la OPEP para reducir la producción”.

Contra dos de los países que forman parte de la OPEP ya ha cargado el republicano en plena campaña. A Arabia Saudí e Irán ya les ha citado el magnate en algunas ocasiones durante su campaña, en una entrevista en NY Times confirmaba que en marzo podría dejar de comprar crudo a Arabia Saudita y otros países árabes “si no ponen más tropas contra el ISIS o le recompensan los esfuerzos a Estados Unidos”. Con Irán también se levanta en armas, se opone al pacto nuclear que desbloquea las exportaciones de petróleo del país.

Con respecto a Rusia, otro de los países que llevan como corona el petróleo, ¿cómo serán las relaciones entre Trump y Putín en materia de crudo? “Con Putin por este tema del petróleo no veo demasiado desacuerdo. EEUU ya es casi exportador neto y Rusia quiere que el petróleo no baje, pero a estos niveles de 50 dólares el barril me parece que puede estar cómoda”, comentan a OKDIARIO desde Crédit Agricole Mercagentes.

Según Victoria Torre, directora de Análisis de Self Bank con Trump el precio del crudo puede subir por varias vías. “Por un lado, porque se defina la regulación del fracking y se potencie su desarrollo”, concluye Torre. El nuevo presidente ya ha manifestado que quiere ahondar en la independencia energética de su país, el mayor consumidor de petróleo del mundo con más de 19 millones de barriles diarios)”. “Y para ello, podría destinar importantes inversiones en el sector y recortar las importaciones de la materia prima”, recuerda la analista. 

Trump ha proclamado por tierra, mar y aire que es proclive a que Estados Unidos se convierta en gran productor de oro negro y es partidario del fracking 100% “Made in América”. “Esto puede ser negativo para los precios del crudo”, explica a OKDIARIO Sara Carbonell desde CMC Markets, “por un lado porque se incrementara la producción, y por otro porque el fracking hará la competencia a países como Arabia Saudi Venezuela o Rusia, como ha ocurrido ya en el pasado, siendo una postura insostenible para las empresas de esquisto”. «Estados Unidos está sentado en un tesoro de energía sin explotar, unos 50 billones de dólares en energía de esquisto, reservas de petróleo, comentaba el propio Trump en Pittsburgh.

De todos modos, a pesar de los planes que aún no sabemos de Trump con respecto al crudo, hay que estar pendiente de la reunión del 30 de noviembre donde se decidirá el futuro del precio del barril. En Viena discutirán la propuesta de recorte de la producción de una gama de 32,5 millones de barriles al día a 33 millones. «Si no se alcanza un acuerdo y algunos miembros individuales continúan expandiendo su producción, entonces el mercado se mantendrá en superávit durante todo el año, con pocas perspectivas de un aumento significativo en los precios del crudo. En efecto, si el excedente de suministro persiste, en el 2017 habrá cierto riesgo de que los precios caigan», recuerdan la AIE.

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