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El coste hundido de la inversión: principales características y como evitarlo

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Foto: ISTOCK/GETTY).

Cuando en una empresa se toma la decisión de iniciar una inversión, se espera que haya unos beneficios en un plazo estipulado. Tal elección la toma, normalmente, la dirección. Ahora bien, no siempre aquello que se ha planeado acaba siendo realidad.

Respecto lo esperado, el resultado puede ser distinto por mala predicción de la evolución del mercado, incapacidad por conectar con las preferencias y necesidades del público objetivo, estimación incorrecta de la capacidad productiva de la compañía, estudio de mercado erróneo e imprevistos referentes a cambios en las preferencias del sector

Cuando esto ocurre, lo más acertado es frenar la inversión o redefinir el rumbo de la empresa. Ahora bien, algunas veces no es así. Dado que se ha realizado la inversión, hay un empeño en seguir por considerar que de esta forma se “amortiza” lo invertido. Se trata de una percepción incorrecta. Es lo que se llama “coste hundido”.

El coste hundido es una percepción psicológica que las personas tenemos en distintos ámbitos de la vida. El hecho de haber gastado o invertido dinero en un proyecto provoca que queramos seguir en él aunque sepamos que no tiene futuro.

Por lo tanto, el gasto pasado está influyendo en las inversiones futuras. La realidad es que, una vez se ha utilizado un dinero, éste ya está “perdido”. Por lo tanto, lo más adecuado es tomar las nuevas decisiones sin tener en cuenta este hecho. Los motivos que empujan a seguir en el error son:

  • Es difícil reconocer el error: A veces cuesta reconocer que uno se ha equivocado en alguna cosa. En el ámbito de la empresa, en el cual, además, se tiene bajo la responsabilidad a un grupo de personas, aún más. Salir y anunciar a la gente que hay que cambiar el rumbo no es fácil. En otras culturas, en cambio, el error no se penaliza, sino que se considera un valor. En Estados Unidos, por ejemplo, es más sencillo acceder a financiación después de haber tenido algún proyecto fallido. ¿El motivo? Que consideran que la experiencia adquirida es un valor que ayudará en el nuevo proyecto.
  • Falsa creencia que hay que amortizar lo invertido: Una vez hay un dinero que ya no se puede recuperar, es absurdo perpetuar el error solamente por ese motivo. Se está perdiendo un tiempo muy importante durante el cual la competencia está operando y, por lo tanto, se corre el riesgo de perder posiciones. Enseguida que se percibe el problema, hay que trabajar para solucionarlo.
  • Falta de ideas para redirigir las inversiones: Puede que, ante la falta de ideas, se continúe con lo mismo para hacer alguna cosa y sentir que se está trabajando y “aprovechando el tiempo”. La realidad es que el tiempo se aprovecha cuando se está trabajando en algo productivo, no solamente por el hecho de trabajar.
  • Concentración de las decisiones en pocas manos: En aquellas empresas que las decisiones las toman unos pocos y sin consultar, es más probable que suceda este problema porque no habrá otros que hagan relucir el problema y fuercen el cambio de rumbo. Por lo tanto, aquellas organizaciones más participativas y flexibles tienen menos riesgo de sufrirlo.

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