China pondrá calificación crediticia a sus ciudadanos

El Gobierno chino va a poner nota crediticia a sus ciudadano para que puedan acceder a préstamos, a empleos públicos o, incluso, para que sus hijos tengan acceso o no a ciertos colegios.

María Villardón

El Gobierno chino quiere poner nota a sus ciudadanos para que puedan acceder al llamado “Crédito Social”. Cualquier infracción de tráfico, no pagar las deudas contraídas a tiempo o intentar colarse en el metro van a considerarse una mancha en el expediente de los chinos y van a bajar su calificación. El control del gigante asiático sobre los ciudadanos se recrudece, ahora se tendrá en cuenta la nota conseguida para poder acceder a financiación, comprar billetes de tren o avión, e incluso, poder hacer reservas en los hoteles o acceder a puesto de trabajo en el Gobierno.

Aquellos que hayan visto Black Mirror no se sorprenderán de las nuevas medidas del presidente Xi Jinping para controlar con férrea mano a sus conciudadanos. En esta serie estadounidense son las personas quienes dan nota a sus semejantes cuando conviven con ellos en el día a día, la diferencia aquí es que esta actuación del ejecutivo asiático no será ficción, sino una realidad.

Este experimento, de momento, se está llevando a cabo en algunos gobiernos locales, pero la idea del Partido Comunista es implementarlo a nivel nacional para 2020. “No queremos que los desacreditados den un solo paso”, según los eslóganes del Gobierno. Este “Sistema de Información de Crédito Personal” funciona de similar manera que las agencias de calificación crediticia, éstas ponen nota a los países para decir al mundo si un país es de fiar o si va a devolver su deuda a sus inversores.

Más de tres decenas de gobiernos locales han comenzado a almacenar información digital de la conducta social y financiera de los ciudadanos para evaluar su capacidad de crédito. Cruzar la calle por zonas no señalizadas, no abonar el ticket de metro e infringir las normas de planificación familiar son errores que pueden costar caro.

Las consecuencias son imposibles en el mundo occidental, pero más que probables en el país asiático. Una reducción de los puntos podría crear incapacidad para obtener préstamos, empleos y cosas impensables como la admisión de los hijos a la escuela.  

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