Carlyle consigue sólo el respaldo del 8% de los accionistas de Codorniú

Codorníu
Codorníu
María Villardón

Carlyle puso una oferta sobre la mesa del Grupo Codorniú para quedarse con el 51% de las acciones y tomar el control de la bodeguera catalana. Sin embargo, el fondo americano tuvo poco éxito y sólo consiguió el respaldo del 8% de los accionistas. Fuentes del sector aseguran a OKDIARIO que, si Carlyle quiere entrar en el capital de la sociedad centenaria con un paquete de acciones más alto, tendrá que elevar su apuesta económica.

El interés de Carlyle por entrar en el capital de Codorniú es real y así lo han confirmado fuentes de la compañía a este periódico. Pero, la primera oferta de los norteamericanos fue rechazada por la mayor parte de los accionistas, tal como adelantó OKDIARIO. Actualmente, recordemos, Codorniú tiene en su haber un total de 216 accionistas, de los cuales sólo el 8% respaldó dar el control de la empresa familiar a la estadounidense.

Fuentes del sector aseguran que, si Carlyle quiere tomar el sillón de mando en la fabricante de cavas, tendrá que subir su apuesta para ser más convincente con aquellos accionistas que quieren deshacerse de sus acciones “para emprender nuevos proyectos”. Esta es la versión oficial, mientras que la ‘oficiosa’ señala a desacuerdos internos entre las diferentes ramas que forman parte del Consejo de Administración, según señalan fuentes cercanas a la catalana.

La semana pasada, tras conocerse la oferta de Carlyle, Codorniú reconocía que, efectivamente, están en conversaciones para dar entrada al fondo, pero con un paquete de acciones minoritario.

La bodega atraviesa “una etapa de reorganización” y está “barajando la posibilidad de incorporar a su accionariado un nuevo socio minoritario externo para reforzar su plan estratégico”, aseguraban desde Codorniú en un comunicado. En definitiva, buscan un socio-inversor, pero no uno que tenga la pretensión de controlar la firma fundada en el S. XVI por Jaume Codorniú.

Desde la compañía, además, han asegurado que a cierre de ejercicio en junio con un Ebitda de entre 26 y 30 millones de euros, así como un beneficio operativo de alrededor de 11 millones de euros. Un resultado, según ha informado la empresa catalana, que estaría en línea con los objetivos previstos en el plan estratégico.

El grupo posee 10 bodegas en las denominaciones de origen como por ejemplo Bodegas Bilbaínas en La Rioja, Codorníu en Cava, Scala Dei en Priorat, Legaris en Ribera del Duero, Raimat en Costers del Segre, Abadia de Poblet en Conca de Barberà, Artesa en Napa Valley (California), y Septima en Mendoza (Argentina). La sede social, por su parte, fue trasladada a la localidad riojana de Haro tras la Declaración Unilateral de Independencia en el Parlamento de Cataluña.

A finales de este 2018 la presidenta, Mar Raventós, abandonará la primera línea de gestión -lleva en el sillón de mando desde 1998- y centralizará el poder en Javier Pagés Font, CEO de Codorniú. Señalan también desde la empresa, que el acuerdo familiar resultante tras barajar la entrada de Carlyle ayudará a perseverar en los cambios que se están llevando a cabo en su gobierno corporativo con la incorporación de un nuevo director general y un consejo asesor orientado al negocio y la estrategia, formado por externos independientes.

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