Reestructuración en la banca

El BCE presiona a CaixaBank para que compre Unicaja si el BBVA se hace con el Sabadell

Sabadell estudió la compra de Unicaja, pero queda descartada si se fusiona con BBVA

Unicaja, CaixaBank
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La posible fusión de BBVA y Sabadell acabaría con la posibilidad de que Unicaja sea adquirida por éste último, pero el BCE no quiere que siga en solitario, sino que pretende que se integre en CaixaBank a medio plazo. Así lo aseguran fuentes cercanas al supervisor europeo, que añaden que el principal obstáculo para esa operación es la oposición del Santander. Preguntado por esta operación, un portavoz de CaixaBank afirma que se trata de «puras especulaciones» en este momento.

Como informó en exclusiva OKDIARIO, el Sabadell analizó seriamente la compra de Unicaja a finales del año pasado, pero acabó descartando la operación por las fuertes pérdidas que tenía la entidad andaluza en sus posiciones en deuda pública, que debería aflorar en caso de fusión y que obligarían al banco catalán a vender el británico TSB o a ampliar capital (o incluso a ambas cosas).

La fusión con BBVA, si finalmente fructifica, descartaría por completo esta operación. Pero eso no implica que Unicaja vaya a seguir en solitario indefinidamente. Del mismo modo que el BCE apoya la unión de BBVA y Sabadell, como también adelantó este medio, tampoco quiere que el banco malagueño siga en solitario indefinidamente. La razón es la misma: teme que tenga problemas si la buena situación económica actual se da la vuelta.

Por ello, prefiere que Unicaja acabe integrada en un banco más grande, y la opción favorita del BCE es la de CaixaBank, según las fuentes citadas. El BBVA queda descartado si la adquisición del Sabadell sale adelante y el Santander ha rechazado nuevas adquisiciones en España tras la del Banco Popular en 2017.

Además, el nombramiento de José Sevilla como presidente de Unicaja facilitaría mucho la operación: Sevilla fue número dos de José Ignacio Goirigolzarri, actual presidente de CaixaBank, cuando presidía Bankia antes de la fusión de ambas en 2020. El buen entendimiento de ambos haría que una fusión CaixaBank-Unicaja fuera mucho menos traumática que la de la propia Unicaja con Liberbank, que desató una cruenta guerra de poder, como se recordará.

En todo caso, no se trataría de una operación inmediata, sino que se realizaría «en dos o tres años», siempre según las fuentes. Un plazo en el que daría tiempo a que se asentara el nuevo mapa bancario español y a que Unicaja acometa la necesaria reestructuración para mejorar su eficiencia que no hizo tras la fusión con Liberbank y que tiene pendiente.

Obstáculos

No obstante, este proyecto se enfrenta a dos importantes obstáculos. El primero es la oposición del propio Santander, siempre según las fuentes, que se quedaría en tercera posición en España y muy alejado de los dos primeros: BBVA-Sabadell y CaixaBank-Unicaja (siempre que salgan adelante las dos).

Ahora bien, esa oposición no podría frenar la operación si la impulsa el BCE (y si las condiciones satisfacen a los accionistas de Unicaja, claro). Salvo que el Santander decida dar un paso adelante y ser él mismo quien plantee la adquisición de Unicaja.

El segundo obstáculo es de competencia, ya que el número de entidades significativas en España se reduciría notablemente si las dos operaciones salen adelante y las tres primera entidades coparían una cuota de mercado elevadísima, tanto en créditos como en depósitos.

La CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) tomaría la decisión de aprobar o no la operación CaixaBank-Unicaja, algo que dependería de los criterios que aplique en ese momento sobre el grado de concentración aceptable en la banca. Hay que tener en cuenta que en otros países europeos es aún mayor del que habría en España con estas fusiones.

Algunas de las fuentes consideran que la CNMC podría aprobar la operación con condiciones como la venta o el cierre de parte de la red de la entidad resultante en aquellas regiones donde tuviera una mayor cuota de mercado, como sería el caso de Andalucía.

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