Análisis

Ampliación de los ERTE: una medida necesaria para salvaguardar el empleo ante la crisis

Francisco Coll Morales es economista y coordinador del servicio de estudios de Fundación Civismo.

Oficina de empleo
Oficina de Empleo

El mercado laboral español presenta un importante desajuste en comparación con otros países de la Unión Europea, según un informe del servicio de estudios de BBVA. La fuerte destrucción de empleo y la ralentización en la creación de puestos de trabajo han sido determinantes para que la recuperación sea más lenta y la economía española sufra un fuerte deterioro.

La creación de empleo es un pilar fundamental para la reactivación económica tras la crisis una vez disipada la pandemia. De esta forma, el mantenimiento de la capacidad productiva es un factor condicional para una recuperación económica en forma de «V asimétrica»- como dice la ministra Nadia Calviño- o, como me gusta a mí decirlo, una recuperación gradual de la economía.

Y es que, una profunda destrucción de empleo, en un contexto en el que la economía española ya presentaba un desempleo estructural- situado en el 14%- es un gran riesgo que no deberíamos cometer, teniendo en cuenta que hablamos de España y de la debilidad de su mercado laboral.

Salvaguardar el empleo

Para proteger el mercado laboral, el Gobierno de España, en colaboración con patronal y sindicatos, así como oposición, puso en marcha los Expedientes de Regulación de Empleo (ERTE) que, siendo temporales, permitían a las empresas de nuestro país suspender la contratación de sus empleados e hibernar, por así decirlo, el empleo que estas compañías desarrollan.

Este mecanismo laboral se llevó a cabo con el fin de que las empresas españolas no se descapitalizasen, dada la escasa capacidad en materia de recursos, ante la incapacidad de abrir los negocios por las medidas de distanciamiento social que así lo impedían.

Esta herramienta, que cuenta con el apoyo del Estado y la asunción de gastos por su parte, permitía que los empleados que se encontraban confinados y sin la capacidad de ir a trabajar, no perdieran su empleo, ya que, al tratarse de un ERTE y al llegar la nueva normalidad, la empresa podría reenganchar a sus empleados.

Los datos citados en el informe de BBVA research-contrastados con las declaraciones de esta semana de la ministra Nadia Calviño- ponen de manifiesto como los ERTE han generado un desacoplamiento entre la evolución económica y la destrucción de empleo.

Durante el segundo trimestre de este año la contracción del PIB de nuestro país, se situaba como una de las mayores caídas de toda la OCDE. Sin embargo, si comparamos esos datos con los del mercado laboral se muestra un claro desajuste por la presencia de herramientas de adaptación, como los citados ERTEs, que permitieron salvaguardar el empleo ante una contracción sin precedentes. 

De esta forma, los datos constatan la necesidad de implementar herramientas que permitan dotar al mercado laboral de la flexibilidad requerida por la pandemia. Pues, en un escenario en el que se desconoce el comportamiento de un virus harto contagioso, así como la posibilidad de que se produzcan nuevos rebrotes en un horizonte temporal bastante próximo, hacen que la situación actual este inundada de incertidumbres.

Ampliación de estas medidas

Atendiendo al mercado laboral español, así como el comportamiento de unos empresarios que- como refleja el análisis de la Ley de Okun para España- se muestran más vulnerables ante escenarios recesivos, dañando nuestro mercado laboral, hacen necesarias herramientas que adaptándose a esta situación, palien esa menor resiliencia y mejoren la escasa capacidad de España para crear empleo.

Y es que, con un tejido productivo que se compone en un 99’9% de pymes; que presentan una caja media -relación de días que puede aguantar una empresa manteniendo sus costes fijos sin recibir ingresos- de 60 días y que se encuentran a la cola de Europa en materia de liquidez, en tamaño y dimensión empresarial, podemos hablar de un tejido productivo que presenta una mayor vulnerabilidad antes escenarios como el actual.

Esto se recoge en el comportamiento de nuestro mercado laboral, el cual presenta una destrucción de empleo más acelerada en situaciones de crisis, de la misma forma que lo genera de forma más dinámica en escenarios en los que la economía se expande.

Ante la evidencia, pocas razones quedan para seguir frenando la extensión de la permanencia de las herramientas que permiten la adaptabilidad de nuestro tejido productivo, así como la aplicación de mayor flexibilidad en estas.

Todo ello, dicho sea de paso, sin la derogación de una reforma laboral que generó las herramientas que hoy hace posible suspender- que no extinguir el empleo- y nos permitió evitar una destrucción de empleo cifrada en los 1,5 millones durante la crisis económica de 2008.

Por este motivo, con una economía que, como reflejan los indicadores, se encuentra a la cabeza de Europa en materia de destrucción y ralentización en la creación de empleo, apoyar nuestro mercado laboral es una tarea prioritaria.

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