Alemania enciende las alarmas de Europa: la guerra comercial con China pasa factura a sus empresas
La guerra comercial entre China y Europa está minando la moral de las empresas en Alemania, como si de tropas desmoralizadas se tratara. El último dato de confianza muestra un clima empresarial que cae a 88,6 puntos en junio, en lugar de subir y superar los 90 puntos como se esperaba. Hoy mismo, varias empresas analizan la situación en el país, por si la caída de la rentabilidad propicia una salida de Alemania en busca de unos pastos donde les dejen comerciar con China.
La realidad de la mayor economía de Europa es que fue la primera en decir a sus empresas que había que poner coto a China, y era el país al que más exportaba su industria. Ahora, el resto del Viejo Continente juega esa guerra de aranceles sin que lleguen a entrar en vigor y así equilibrar la relación.
China y Europa están reubicando su relación, pero Alemania ya está pagando el precio.
El instituto Ifo muestra la caída en el clima empresarial, cuando las expectativas eran de subida. «Existen dificultades para superar el estancamiento económico», dice su presidente, Clemens Fuest.
Huida de empresas de Alemania
En ese análisis de Fuest se ven inmersas distintas empresas, especialmente las vinculadas a la industria tecnológica. Según un estudio de la Federación de Negocio de Alemania, el 16% de las compañías de mediano tamaño están pensando en cambiar su sede de país, de manera que puedan saltarse las restricciones tecnológicas que aplica el país germano de cara a exportar a China. Y hasta un 30% está pensando si seguiría esos mismos pasos.
El precio de la energía es la principal preocupación de las empresas, dado el cambio que está sufriendo el país; y el segundo mayor problema pasa por China.
Las expectativas de crecimiento empresariales, en un nivel que todavía era bajo, han empeorado cuando deberían seguir subiendo, y supone un mazazo a la línea de flotación económica alemana. De hecho, la economía de Alemania fue la peor de los grandes países de la zona euro el pasado 2023, y corta con esto la línea ascendente que llevaba en 2024.
Visita a China de Scholz y Habeck
El canciller alemán, Olaf Scholz, está de visita en China, tras los pasos que dio hace unos días Robert Habeck, ministro de economía y uno de los hombres fuertes de su Gobierno. No es casualidad que ese haya sido el orden. Habeck hizo de poli malo, explicando a los socios comerciales de sus empresas en China que «los derechos humanos no serán un tema moral, sino obligatorio en las cadenas de producción», y Scholz ha ido para calmar las aguas. El poli bueno ha mencionado esta misma madrugada las bondades «de una comunicación fluida entre China y Europa», y suavizaba el mensaje de su ministro incidiendo en que también «son necesarios avances y movimientos serios por parte» del gigante asiático.
Alemania necesita solucionar cuanto antes los problemas con China. La Comisión Europea que surgirá tras las elecciones al Parlamento Europeo celebradas este mismo mes va a ser casi la misma que había antes, por nombres y cargos, y eso conviene a los germanos.
El sector manufacturero alemán, que representa alrededor de una quinta parte de la economía, está todavía sumido en una recesión y, según los índices mencionados antes, no confían en salir de ahí en los próximos meses. Y eso es lo que necesita cambiar Scholz.
El canciller debe volver de China con algo más que meras palabras, y sobre todo necesita que Europa ponga el mismo empeño que Alemania en combatir el dumping que suponen las ayudas chinas para sus empresas. Sin eso, Alemania seguirá en solitario un camino que ya le está suponiendo una merma importante en el crecimiento de su PIB. Por eso confía Scholz en que la Comisión, si repite como presidenta -que parece que será así- Ursula Von der Leyen, impulse una serie de medidas que, entren o no en vigor, hagan que China recapacite y ofrezca a las empresas europeas las mismas condiciones económicas y de competencia que las empresas chinas tienen en Europa.
Cambios de línea en Europa
La nueva Comisión Europea que saldrá de las próximas elecciones de junio afronta un cambio radical de las prioridades que hasta ahora han guiado su estrategia. El nuevo modelo estará presidido por un mayor gasto en Defensa y un menor activismo ecológico, según los medios consultados por OKDIARIO. El cambio está forzado por la dramática transformación del escenario geopolítico provocado por la guerra entre Rusia y Ucrania y la escalada del conflicto bélico en Oriente Medio, ambos sumidos en la incertidumbre y la eventual implicación de más actores en la disputa.
El aumento del gasto en Defensa pasará a ser un objetivo predominante después de la debilidad legendaria de los recursos destinados a este fin, que han ocupado un espacio marginal en los presupuestos de la Comisión. De hecho, ya existe una recomendación de las autoridades europeas para que los estados aumenten el peso de esta partida en sus cuentas públicas hasta llegar como mínimo hasta el 2% del PIB. El mismo presidente Sánchez ha aceptado este compromiso, aunque tendrá que afrontar la oposición rotunda de su socio de Gobierno Sumar, el partido lanzado por la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.