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Alarma en Europa: la inflación de la eurozona repunta mientras la actividad económica retrocede

El BCE ha estado bajando los tipos de interés pero se encuentra con riesgo de estanflación

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Christine Lagarde, presidenta del BCE.
Benjamín Santamaría
  • Benjamín Santamaría
  • Economista, analista, conferenciante y máster de educación. Redactor de economía en OKDIARIO y autor de "La economía a través del tiempo" en el Instituto Juan de Mariana

La inflación de la eurozona volvió a repuntar en septiembre hasta el 2,2%, tasa dos décimas superior a las registradas en agosto, según los datos publicados este miércoles por el portal estadístico de la Comisión Europea, Eurostat. Por su parte, la actividad industrial retrocedió hasta terreno de contracción, según el índice PMI elaborado por S&P Global.

Así, la subida de precios sobrepasa el nivel de estabilidad, situado en el 2%, tras las rebajas de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE) este año. «El Consejo de Gobierno del BCE considera que la mejor forma de mantener la estabilidad de precios en la eurozona es teniendo un objetivo de inflación del 2% a medio plazo», explica el Banco de España.

Es decir, mientras la inflación sobrepasa el límite deseado, la economía muestra signos de debilidad, algo que supone un enorme riesgo de caer en estanflación. La estanflación llega cuando el Producto Interior Bruto (PIB) retrocede y los precios suben con fuerza, un estadio en el que la política monetaria se hace más compleja que nunca.

Los bancos centrales pueden subir tipos de interés para frenar la inflación, pero es a costa del crecimiento económico. También pueden bajarlos, lo que impulsaría el PIB a costa de una mayor subida de los precios. Sin embargo, cuando ambas variables están en un mal momento a la vez, se genera un entorno crítico.

Por ello, Europa vive momentos de tensión económica. Según el índice PMI, la actividad del sector manufacturero de la eurozona se sitúa por debajo del umbral (50 puntos). El sector industrial ha retrocedido desde los 50,7 enteros de agosto hasta los 49,8 puntos.

El retroceso del sector industrial

El Índice de Gestores de Compras (PMI, por sus siglas en inglés) mide la situación macroeconómica en base a los datos aportados por los gestores de compras. Así, el PMI puntúa el contexto del sector privado de tal forma que, si el valor supera los 50 puntos, la actividad se encontraría en un estado de expansión y, si está por debajo, en contracción.

De esta forma, dado que la actividad de la industria europea ha rebasado la barrera de los 50, estas empresas se encuentran en terreno de contracción. Una situación que puede acabar teniendo sus efectos en el crecimiento económico a nivel de la eurozona.

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Un trabajador de la industria del acero. (EFE)

S&P Global y Hamburg Commercial Bank han explicado que las condiciones operativas empeoraron al final del tercer trimestre, revirtiendo la mejora de agosto, por la menor entrada de nuevos pedidos y por una destrucción de empleo «más fuerte».

Por su parte, los volúmenes de producción continuaron expandiéndose, aunque el ritmo de crecimiento se ralentizó «notablemente» desde la máxima de casi tres años y medio registrada en agosto. Además, se aceleró la bajada en la actividad de compras de las fábricas, mientras que los stocks de materias primas y de productos acabados se redujeron aún más.

La inflación de la eurozona

Eso se suma a la subida de la inflación de la eurozona. Según los datos preliminares de Eurostat, el coste de la energía registró en septiembre un retroceso interanual del 0,4% tras haber caído un 2% el mes anterior, mientras que el de los alimentos frescos aumentó un 4,7% y se moderó ocho décimas.

De su lado, los bienes industriales no energéticos se encarecieron un 0,8% interanual, idéntica cifra a la del mes previo, pero el coste de los servicios se vio incrementado al 3,2% desde el 3,1% de agosto.

Al excluir del cálculo el impacto de la energía, la inflación de la zona euro se mantuvo en el 2,5%. La tasa subyacente, que además de los precios de la energía deja fuera del cálculo también a los alimentos, el alcohol y el tabaco, repitió en septiembre en el 2,3%.

En el caso de España, el alza de los precios en el noveno mes del año pisó el acelerador al 3%. La evolución de los datos ha ensanchado el diferencial de precios desfavorable de España con la media del resto de países a ocho décimas.

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