Cuando algo viene mal partido suele terminar de salir mal. El Real Madrid lo intentó absolutamente todo para ganar la final de la Copa del Rey, pero no es el año. No se merecieron los blancos perder, pero perdieron. Y al final, eso es lo que cuenta. Lo único que pueden rescatar de este bofetón que resistieron con hombría es una lección para el futuro, ese futuro que pasa por la Liga, pero posiblemente lleguen tarde.
Esta final de la Copa del Rey estuvo mal partida desde la previa, como la temporada del Real Madrid, que se planificó mal desde antes de acabar la pasada. No obstante, nadie debe quitar mérito a lo que hicieron los blancos esta final, ya que tiraron de gallardía y, en ocasiones, hasta de fútbol, para tratar de llevar el trofeo a la capital de España, aunque no fue posible.
Mucho le tenía que doler el tobillo a Mbappé
Mbappé cayó lesionado el miércoles en la vuelta de los cuartos de final de la Champions. En el club, en un primer momento, no cundió el pánico, ya que contaban con que iba a jugar la final de la Copa del Rey sin problema. Pero los días fueron pasando y las sensaciones no eran las mejores. Finalmente, tanto era así, que tras varias pruebas se decidió que iba a ser suplente ante el Barcelona. Aunque sólo durante 45 minutos.
Un Real Madrid menor tuvo que tirar de Mbappé para reaccionar. Y tanto que reaccionó. Sí, la presencia de Kylian y los movimientos tácticos de Ancelotti que estuvieron cerca de dar la Copa del Rey a los blancos. El francés hizo el gol del empate con un lanzamiento de falta potente y raso que, tras tocar en el palo, terminó dentro de la portería azulgrana. Esto fue importante, pero también su mera presencia, su intimidación, su compromiso, que por fin llegó.
Ancelotti lo intentó todo
Es probable que Ancelotti intuyese que si no intentaba nada, si no cambiaba nada, sus horas en el Real Madrid se podrían ver acortadas notablemente. La imagen ofrecida por los blancos durante más de media hora había sido la de un equipo diminuto incapaz de proponer absolutamente nada. Sólo se defendía mientras estaba a la merced de un Barcelona que dominaba el partido a su antojo. En el tramo final del primer acto, sí sacó un poco de carácter, pero Carletto ya había decidido que iba a tomar medidas.
Mbappé, que no fue titular por molestias en el tobillo, comenzó a calentar en la primera mitad y entró al césped tras el paso por los vestuarios, sustituyendo a Rodrygo. Pronto también saltaron al terreno de juego Modric y Arda Güler, por Ceballos y Lucas Vázquez, lo que retrasó la posición de Valverde al lateral derecho.
Ancelotti lo había cambiado absolutamente todo y el Real Madrid comenzó a ser lo que siempre debe ser, un equipo grande. Los blancos comenzaron a ser protagonistas, a mandar, a dominar y a embotellar a un Barcelona que por fin se vio superado. Ancelotti había reaccionado y sus jugadores estaban dando la cara como se exige a un futbolista que porta esa camiseta blanca con tanta grandeza e historia detrás. Luego, llegó el gol de Mbappé de falta, el de Tchouaméni de cabeza, el empate de Ferran Torres, el penalti que nunca fue y se despeitó de Asencio sobre Raphinha y, lo peor, el gol de Koundé que rompió cualquier ilusión.
La madurez de Arda Güler
Fue el mejor contra el Getafe y en la final de la Copa del Rey cambió totalmente el encuentro. El turco ha encontrado su sitio en el Real Madrid y empieza a demostrar que lo único que hay que hacer es darle minutos. Le tocó perder, pero hay veces que perdiendo, también se gana.
Las notas del Real Madrid
- Courtois: 7
- Lucas Vázquez: 5
- Asencio: 7
- Rüdiger: 8
- Mendy: SIN TIEMPO
- Tchouaméni: 8
- Valverde: 8
- Ceballos: 6
- Bellingham: 6
- Rodrygo: 5
- Vinicius: 6
- Fran García: 8
- Mbappé: 7
- Arda Güler: 8
- Modric: 7
- Brahim: 5
- Endrick: SIN TIEMPO
- Ancelotti: 7
