Morata ha enamorado a Zidane

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Aunque Morata no ha regresado con el olfato goleador muy afinado –sólo lleva un tanto en los seis partidos en los que ha participado desde su vuelta al Real Madrid–, pero su trabajo, su compromiso, su talento y su rendimiento han enamorado a Zidane. Sin ir más lejos, el domingo  ante la Real Sociedad sí que dio muestras de su mejoría en el juego y ha dado la razón a los que abogaban por su vuelta a Chamartín, entre ellos su gran valedor: Zinedine Zidane.

El gol se le siguió negando en Anoeta, pero es indudable que Morata puede aportar mucho al ataque blanco, quién sabe si incluso puede hacer tambalear la (intocable) BBC. Y es que ante la Real Sociedad, el delantero madrileño exhibió un físico privilegiado, una velocidad endiablada con el balón en los pies, ansia en la presión al rival y mucha participación en el juego.

Para los más nostálgicos, hay que decir que tuvo dos arrancadas -una en cada parte- que recordaron al mejor Ronaldo Nazario. No pudo finalizar la jugada como solía hacerlo el brasileño, consiguiendo el gol, pero sí deleitó a los madridistas con una potencia desconocida en él que le servía para ir dejando rivales atrás.

Pero más allá de lo puramente estético, los datos que Morata arrojó contra la Real Sociedad los podía haber firmado uno de los mejores delanteros del mundo, si es que el madrileño no ha entrado ya en ese cupo. El canterano tiró cuatro veces, tres de ellas entre los tres palos lo que quiere decir que no paró de acercar peligro a la portería defendida por Rulli.

Además, Morata tuvo un 90% de eficacia en el pase, algunos de ellos muy peligrosos como los dos que le dio a Kroos. No acabaron en gol por culpa de Rulli uno, y del larguero el otro. No paró de moverse y no cesó en su búsqueda del desmarque sobre todo cuando el equipo robaba en campo contrario aprovechando la velocidad y precisión en el pase de sus dos aliados en la delantera: Asensio y Bale.

Presionó y mucho, de hecho robó dos balones en zona peligrosa que acabaron por ser ocasiones de gol para los de Zidane y recibió tres faltas durante los 76 minutos que el técnico francés lo mantuvo en el campo. El gol ya llegará pero, lo que está claro, es que ser delantero significa mucho más que marcar goles.

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