Nadal despeja las dudas y barre a Djere en su debut en Australia

Rafael Nadal es una máquina de competir, y ya está en marcha en la búsqueda de su segundo Open de Australia. Después de un periodo de incertidumbre ocasionado por una lesión de espalda, el manacorense pudo, por fin, hacer su debut oficial en la temporada, y lo solventó con una sólida victoria (6-3, 6-4, 6-1) ante Laslo Djere, que se mostró aguerrido y por momentos notable sobre la Rod Laver Arena, pero insuficiente para derrotar al vencedor de 20 Grand Slams.

El estado físico de Nadal era toda una incógnita, toda vez que problemas en la espalda le habían apartado de la disputa de la ATP Cup con España. Rafa hizo saltar las alarmas horas antes del debut del equipo nacional, aquejado de unas molestias en la espalda que no le permiten estar al 100%, pero al menos sí competir en un Open de Australia que se ha convertido en uno de sus grandes objetivos, como el único grande que no ha logrado ganar al menos en dos ocasiones.

Enfrente del balear, un Laslo Djere que no se encuentra del todo cómodo en pistas rápidas como las de Australia, pero sí podría dotar del necesario ritmo a un Nadal sin ritmo competitivo, y la única referencia de la exhibición ante Thiem en Adelaida en la que, lejos de lo oficial, sí mostró buenas sensaciones a nivel tenístico.

Sin su mejor versión, aún en ajuste de golpes y con las piernas subiendo camino del 100%, Nadal comenzó el partido dando todo para despejar las dudas y pronto se iba a poner con una ventaja magnífica de cara a confirmar todo lo positivo que se puede esperar de un número dos del mundo. Un break inaugural permitía el mando, con la derecha carburando y Djere aún sin aterrizar, antes de que el segundo quiebre dejase a Rafa a las puertas de la conquista de la primera manga.

Nadal coge ritmo

Djere se revolvería, con una rotura en blanco ante el despiste de Nadal, que sin relajación, esperaría a su segunda oportunidad al servicio para poner la primera piedra en su camino en Australia y apuntarse el set inicial con un cómodo, más de lo que dice el resultado, 6-3.

Rafa se quitaba la presión, y peso de su maltrecha espalda, con un primer set confirmatorio de su candidatura a Australia. El calor de Australia no afectaba al líder español, y el segundo set iba a comenzar de nuevo con Nadal apretando al resto. Tres pelotas de break no fueron suficientes para empezar con quiebre a favor para el español, que a la segunda sí lograría una ventaja en forma de break que iba a saber administrar en lo que resta de set.

Juego a juego, con una versión más sólida y la presión de Djere, por fin, presente en pista, Nadal tiró de veteranía para solventar los momentos de dificultad, escasos hasta ese momento y colocarse en posición de cerrar la segunda manga con su servicio. Fue entonces cuando llegó el verdadero arreón de su rival, que tuvo tres oportunidades de apretar la manga con un empate a cinco que nunca llegó, pues Rafa, en su primera, se apuntaba también el segundo set del partido.

Un cierre para la esperanza

Nadal estaba dejando buenas impresiones sobre el tapete, pero no aún las necesarias como para creer en él como candidato para vencer en Australia. Esta categorización, preparada para los tenistas que llegaban a tope al Open, iba a ser capturada por Rafa en un tercer set de órdago, de los que despejan todo tipo de dudas sobre su estado y que permiten ser optimistas de cara a próximos encuentros.

Rafa encontró los ganadores, al saque, al resto y, como denominador común, con una derecha que alcanzó los 160 km/h ante el delirio del público presente –sí, presente– en la Rod Laver Arena. En sólo 28 minutos de juego y con un rotundo 6-1, Nadal levantaba los brazos en su primer día de competición oficial y lo hizo con una frase de despedida. «Tenía que sobrevivir hoy», aseguró en la entrevista posterior al triunfo ante Djere. Y vaya si lo hizo.