Mourinho también tenía razón con Modric

Fue Mourinho y nadie más quien fichó a Modric para el Real Madrid. No le resultó fácil porque, aunque se diga que Florentino le entregó las llaves del club, el luso tuvo que convencer al presidente para que aflojara los 45 kilos por el croata. Mou, como casi siempre, tenía razón.

Modric ha rendido en el Madrid como muy pocos (me pongo el primero) esperábamos. Tardó seis meses en hacerse con los mandos del equipo para no soltarlos nunca. Tal es su peso en el equipo que, cada vez que Modric estornuda, el Madrid se constipa.

Sus dos últimos recitales ante el Betis y el Espanyol le han valido a Modric para salir por la puerta grande del Bernabéu, que le despidió con una ovación de las que se reservan sólo para los más grandes. Y el croata lo es. Por eso Zidane hace bien en darle minutos, porque a Modric hay que cuidarle como si fuera un Stradivarius o un jarrón de la dinastía Ming.

Si el Madrid quiere aspirar al sueño de la Undécima sólo puede hacerlo con la batuta de Modric. El croata es tan importante en este equipo como Cristiano. O puede que mucho más. Por eso es tan importante dosificarle, que no le duela nada, que duerma sus horas. Si hace falta, yo me ofrezco a arroparle por las noches y a dejarle un vaso de leche con galletitas en la mesilla.

Modric es el cerebro de un Madrid que ya no piensa sólo en correr como en los tiempos de Benítez. Ahora también piensa en jugar y desde la pelota y sólo desde la pelota es como se compone la sinfonía de Zidane. Y con el maestro Modric siempre con la batuta.