Curiosidades
Trucos de cocina

Ni harina ni pan rallado: el increíble truco de aprovechamiento para empanar cuando la despensa está vacía

  • Sofía Narváez
  • Periodista multimedia graduada en la Universidad Francisco de Vitoria, con un Máster en Multiplataforma por la Universidad Loyola. Editora en Lisa News con experiencia en CNN y ABC.

Si hay algo que nunca falla en la cocina es un buen empanado. Una milanesa bien dorada, un filete crujiente. Y es que se puede empanar casi todo: pollo, pescado, carne… Todo mejora con ese rebozado que suena al morder. Crujiente por fuera, jugoso por dentro.

Pero, ¿qué pasa cuando ya está el plato en mente, los ingredientes preparados, y te das cuenta de que falta lo básico? No hay pan rallado. Tampoco harina. Ni siquiera una bolsa olvidada en el fondo de la despensa. Y justo ahí, cuando parece que el menú se viene abajo, hay un recurso que puede salvar la comida… y además no cuesta ni un euro.

Este truco funciona con lo que normalmente se tira, y lo vuelve un empanado con sabor, textura y hasta un punto original que va a hacer que pregunten todos en la mesa.

El truco para empanar cuando no hay pan rallado ni harina

Lo único que necesitas son patatas, pero no su pulpa: lo que se va a utilizar es la piel. Esa parte que la mayoría descarta sin pensarlo, si se trata bien, queda dorada, sabrosa y, lo más importante, con el crujido perfecto para sustituir al pan rallado.

La clave está en pelar sin miedo. No busques que la piel quede fina. Lo ideal es que conserve un poco de carne, porque eso le da cuerpo y hace que el resultado final sea más contundente.

Ingredientes:

Preparación:

También se pueden hacer al microondas. Pon las pieles bien extendidas en un plato, sin amontonarlas. Cocina a máxima potencia y revisa cada 5 minutos. En total, unos 12 a 15 minutos, según el microondas. Cuando estén secas y crujientes, ya está. Sólo queda molerlas

¿Cómo usar este empanado de piel de patata?

Una vez trituradas, úsalas como harías con cualquier empanado clásico. Pasa el alimento por huevo batido, rebózalo con la mezcla de piel y cocínalo. Puedes hacerlo en sartén, al horno o en freidora de aire, como prefieras.

Lo mejor es que el resultado no tiene nada que envidiar al empanado tradicional. De hecho, tiene más carácter y, además, parte de algo que iba directo a la basura. Es cocina de aprovechamiento, pero sin renunciar al sabor.

Trucos para que el empanado quede siempre bien

Para que un empanado casero tenga ese crujido ideal, hay que prestar atención a los detalles. El alimento debe estar bien seco antes de rebozarlo: si tiene humedad, la cobertura no se adhiere como debe y puede quedar blando.

Si quieres más consistencia, puedes repetir el paso de empanar: huevo otra vez y una segunda capa de rebozado.

Es importante que el aceite esté caliente antes de empezar a freír y que no llenes la sartén con demasiadas piezas. Si baja la temperatura, el empanado absorbe grasa y pierde esa textura crocante.

Al terminar, coloca las piezas sobre papel absorbente para quitar el exceso de aceite y no las muevas demasiado pronto: déjalas que se doren bien de un lado antes de darles la vuelta.