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Mucho cuidado con usar el cepillo de las escaleras mecánicas: te podría pasar esto

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Si alguna vez te has visto tentado a usar el cepillo de las escaleras mecánicas para limpiarte los zapatos, ¡no lo hagas! Al contrario de lo que todo el mundo piensa, esta no es su utilidad. Es más, podría ser hasta peligroso hacerlo. El cepillo sí cumple una función de limpieza, pero más enfocada al funcionamiento propio de las escaleras mecánicas.

Historia de las escaleras mecánicas

Su origen se remonta a finales del siglo XIX de la mano de Jesse Reno en Nueva York (Estados Unidos). Solo unos meses más tarde de la aprobación de la patente de Jesse Reno, George A. Wheeler patentó sus ideas para la construcción de una escalera móvil más realista, aunque estas nunca llegaron a materializarse. Charles Seeberger compró las patentes de George A. Wheeler y las desarrolló junto con Otis Elevator Company. Fue así como nació la escalera mecánica tal y como la conocemos en la actualidad.

A día de hoy, la escalera mecánica más larga del mundo se encuentra en el Parque Pobedy de Moscú, y más concretamente en la línea de Metro Arbatsko-Pokrovskaya. Es la más profunda del metro de la capital rusa, con 84 metros en vertical sobre la superficie. Tiene 126,8 metros de largo y 740 escalones, nada más y nada menos. Se tarda tres minutos en recorrerlas. Sin lugar a dudas, una gran obra de ingeniería

¿Para qué sirve el cepillo?

El cepillo que hay en los laterales de las escaleras mecánicas no sirve para limpiarse los zapatos. Su principal función es proteger la entrada de pequeños objetos dentro de la maquinaria interna. También evita los enganches de los elementos de los usuarios, como los cordones de los zapatos, las correas de la mochila o la propia ropa.

A diferencia de las escaleras, el cepillo se mantiene inmóvil durante el ascenso o descenso de las mismas. Por lo tanto, se produce una fricción muy fuerte ante el más mínimo roce. Esto explica por qué, de manera casi intuitiva, retiramos los pies una vez entramos en contacto con él.

Durante casi todo el siglo XX, las escaleras mecánicas no tenían el cepillo en los laterales. Pero un terrible incendio que tuvo lugar en el año 1987 en la estación de King Cross hizo que los fabricantes se dieran cuenta de la necesidad de instalar este elemento de seguridad. Una cerilla mal apagada se coló entre la maquinaria de la escalera, y el accidente se saldó con 31 fallecidos y más de 100 heridos.