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La bebida de toda la vida típica de Valencia que parece vino y es perfecta para hacer bien la digestión

Bebida de Valencia
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

España es tierra de sabores, de recetas transmitidas de generación en generación, y de bebidas que cuentan historias. Más allá del vino, la cerveza o el vermut, hay una bebida dulce y aromática que pocas personas conocen, pero que guarda siglos de historia, especialmente en Valencia. Se trata de la mistela, un licor que, aunque a veces se confunde con un vino, tiene una personalidad propia, tan rica como antigua.

Quienes la han probado saben que la mistela no es una bebida cualquiera. Tiene el poder especial de evocar tiempos pasados, donde todo era más lento y cada trago tenía un propósito. Su carácter digestivo, su dulzura natural y su versatilidad la convierten en una bebida única que, si bien nació en el ámbito rural, está encontrando un nuevo espacio entre quienes valoran las tradiciones y los sabores con alma.

La bebida más típica de Valencia

La mistela tiene orígenes que se pierden en el tiempo. Ya en la época romana se elaboraban bebidas similares al mezclar el mosto con aguardiente o con hierbas aromáticas, buscando conservar la uva recién exprimida y crear un licor dulce con propiedades digestivas. Aunque hoy en día su preparación se ha refinado, la esencia sigue siendo la misma: preservar el dulzor natural del mosto gracias a la adición de alcohol vínico, evitando que fermente.

Este método tradicional fue ampliamente adoptado en zonas vinícolas de la Península Ibérica, especialmente en regiones con gran producción de uva como la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y Andalucía. Aquí, la mistela se convirtió en parte del día a día, elaborada en casas particulares, en cooperativas locales y en bodegas familiares.

¿Qué es exactamente?

A diferencia del vino, esta bebida típica de Valencia no se obtiene mediante la fermentación alcohólica completa del mosto. Se elabora a partir del mosto de uva (el jugo recién exprimido) al que se le añade alcohol vínico, generalmente aguardiente. Esta combinación detiene el proceso natural de fermentación, permitiendo conservar la dulzura de la fruta y dotar a la bebida de una graduación alcohólica considerable (normalmente entre los 13º y los 15º).

Este equilibrio entre dulzura, cuerpo y alcohol da lugar a una bebida densa, con tonos ámbar en el caso de las uvas blancas, o violáceos si se elabora con variedades tintas. La mistela se puede tomar fría o a temperatura ambiente, y es ideal para acompañar postres, frutos secos o simplemente para disfrutarla sola como digestivo.

A menudo se le añaden especias como la canela, clavo, o incluso cáscara de naranja o limón para aportarle matices únicos. En otras ocasiones, la receta se mantiene sencilla, destacando la pureza del mosto y la calidad del alcohol utilizado.

Mistela blanca y tinta

Existen dos grandes familias de mistela según la variedad de uva empleada: la blanca y la tinta. La mistela blanca, quizás la más popular en la Comunidad Valenciana, se elabora tradicionalmente con uvas moscatel o malvasía. Su perfil es afrutado, con notas florales y un dulzor elegante que recuerda a las pasas o al néctar de frutas.

Por otro lado, la mistela tinta se elabora a partir de uvas como garnacha o tempranillo. Tiene un color más profundo y un sabor más robusto, ideal para quienes prefieren un toque más potente en el paladar. Aunque menos conocida que su hermana blanca, la mistela tinta también goza de una tradición importante en algunas zonas de Castilla-La Mancha y Andalucía.

En ambos casos, el proceso de elaboración comparte una base común, pero difiere en detalles como el desfangado del mosto, los tiempos de maceración y la proporción exacta de aguardiente, factores que influyen directamente en el sabor final.

Tendencia gourmet

Aunque durante muchos años se asoció con un público más mayor, la mistela ha vivido en los últimos tiempos un renacer entre las nuevas generaciones. La búsqueda de productos auténticos, con historia y producidos de manera artesanal ha impulsado su recuperación en el mundo gourmet.

Muchos jóvenes, especialmente los amantes del vino natural y las bebidas tradicionales, están redescubriendo la mistela y dándole nuevos usos. En la coctelería moderna, por ejemplo, se ha comenzado a utilizar como ingrediente base en tragos originales, o incluso como topping para postres y helados.

Digestivo natural

Uno de los motivos por los que la mistela ha perdurado tantos siglos es su fama de digestivo. Su composición rica en azúcares naturales y su contenido moderado de alcohol la convierten en una bebida ideal para facilitar la digestión tras comidas copiosas. En muchas regiones de España, era habitual terminar el almuerzo con una copa pequeña de mistela, especialmente cuando el menú incluía platos pesados como guisos, legumbres o embutidos.

Eso sí, es importante recordar que, aunque se trate de una bebida tradicional, no deja de ser alcohólica, por lo que su consumo debe ser moderado. En épocas pasadas, algunas personas elaboraban mistela casera con alcohol de farmacia, una práctica muy peligrosa.

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