El asqueroso error que todos cometemos con el cepillo de dientes y nos puede salir muy caro: «Si guarda…»
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La salud bucodental es uno de esos aspectos de la vida diaria que a menudo damos por hecho, pero que afecta profundamente a nuestro bienestar general. Desde que nos despertamos hasta que nos vamos a dormir, nuestra boca está en constante actividad, lo que hace que mantenerla limpia y libre de bacterias sea esencial para evitar problemas graves. Y aunque a todos nos enseñan desde pequeños a cepillarnos los dientes correctamente, un aspecto que pocos consideran es cómo se guarda el cepillo de dientes.
Según la odontóloga Karla Morris, lo más importante a la hora de guardar el cepillo de dientes es asegurarse de que esté completamente seco. Si el cepillo se mantiene húmedo, puede convertirse en un caldo de cultivo para bacterias y otros microorganismos. De hecho, Morris recomienda que el cepillo se guarde en posición vertical para que el agua se drene de las cerdas. Además, es importante evitar los capuchones de plástico o estuches cerrados, ya que estos no permiten que el cepillo se seque adecuadamente.
¿Dónde hay que guardar el cepillo de dientes?
Es habitual ver los cepillos de dientes en el lavabo del baño. Sin embargo, este no es el mejor lugar para guardarlos, ya que el lavabo es una de las zonas con más humedad debido al constante uso de agua, lo que favorece la proliferación de bacterias. Además, muchas veces el cepillo está relativamente cerca del inodoro, lo cual es un gran error, ya que, aunque no lo veamos, el inodoro es una fuente constante de microbios.
Aunque en baños pequeños puede ser más complicado, lo ideal es encontrar un lugar alejado de la humedad y el agua para guardar el cepillo de dientes. Si puedes, una buena opción es usar un soporte o estante donde los cepillos estén separados y bien ventilados. Esto ayudará a que se sequen mejor y reduzca el riesgo de que se acumulen bacterias.
Al final, lo importante es encontrar un equilibrio entre tener el cepillo a mano y que esté en el lugar adecuado. Aunque no siempre podemos controlar completamente la humedad, sí podemos evitar algunos errores, como guardarlo en sitios cerrados que retienen el agua. De esta manera, reducimos considerablemente el riesgo de que se acumulen bacterias y conseguimos mantener el cepillo limpio por más tiempo.
Finalmente, cabe señalar que cambiar el cepillo de dientes regularmente es esencial para mantener una buena higiene bucodental. Con el tiempo, las cerdas del cepillo se desgastan y pierden su efectividad para eliminar la placa y los restos de comida.
Si no se cambia el cepillo, puedes dejar de limpiar bien los dientes, lo que aumenta el riesgo de caries, gingivitis y otras enfermedades. La recomendación general es cambiar el cepillo cada tres meses o antes si las cerdas están visiblemente desgastadas. También es importante cambiarlo después de haber estado enfermo, ya que los gérmenes pueden permanecer en el cepillo y volver a infectar la boca.
La importancia de los hábitos de higiene bucodental
Cepillarse los dientes es el paso más básico y fundamental para mantener una buena higiene bucodental. Sin embargo, no basta con cepillarse rápidamente; hay que hacerlo de forma adecuada. El cepillo debe ser de cerdas suaves para evitar dañar las encías o el esmalte dental. Además, es importante cambiar el cepillo cada tres meses o cuando las cerdas estén desgastadas.
El cepillado debe durar al menos dos minutos, asegurándote de cubrir todas las superficies de los dientes: el frente, los laterales, las muelas y, por supuesto, la parte posterior. Es fundamental cepillar también la lengua, ya que en ella se acumulan bacterias que pueden contribuir al mal aliento. Además, no olvides las encías.
Aunque el cepillado es esencial, no es suficiente por sí solo. El hilo dental juega un papel clave en la higiene bucodental al eliminar los restos de comida y la placa bacteriana que se acumula entre los dientes, donde el cepillo no puede llegar. Pasar el hilo dental entre los dientes al menos una vez al día, preferentemente antes de acostarse, es una de las mejores maneras de prevenir caries y enfermedades de las encías.
El irrigador bucal es una herramienta relativamente nueva, pero muy efectiva para complementar la higiene dental. Funciona mediante un chorro de agua a presión que ayuda a eliminar la placa y los restos de comida entre los dientes y debajo de la línea de las encías. Esto es particularmente útil para personas con brackets o puentes dentales, ya que el irrigador puede llegar a lugares difíciles de alcanzar con el cepillo o el hilo dental.
Además de los cuidados diarios, las visitas regulares al dentista son clave para mantener una buena salud bucodental. Aunque sigas una rutina estricta de higiene bucal, el dentista es el único que puede detectar problemas invisibles a simple vista, como las caries en etapas tempranas o enfermedades de las encías.
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