Isaki Lacuesta hace historia en el Festival de San Sebastián al ganar su segunda Concha de Oro

San Sebastián
Isaki Lacuesta tras recibir el premio (Foto: EFE).

El catalán de origen vasco Isaki Lacuesta ha conseguido una proeza pocas veces repetida en el Festival de Cine de San Sebastián: ganar la Concha de Oro en dos ocasiones, la primera en 2011, con la controvertida «Los pasos dobles» y este sábado, por unanimidad del jurado, con «Entre dos aguas».

Con Lacuesta, sólo un puñado de elegidos han logrado dos Conchas en su historia: Francis Ford Coppola, Arturo Ripstein, Manuel Gutiérrez Aragón, Imanol Uribe y Bahman Ghobady.

Si con «Los pasos dobles» fue abucheado y poco comprendido, esta vez ha sido recibido con un caluroso aplauso. El director ha invitado a subir al escenario a todo el equipo, porque la película «se ha hecho en familia», ha dicho, y ha dado la palabra al actor Israel Gómez Romero, Isra, que, emocionado, ha roto a llorar.

Isra, y su hermano Francisco, Cheíto, fueron también protagonistas de «La leyenda del tiempo», y hoy, doce años más tarde, han convencido al jurado para conceder su premio más importante por unanimidad.

«Entre dos aguas» es un filme escrito a cuatro manos con su compañera y guionista Isa Campo que combina realidad y ficción para contar los complicados intentos de ambos hermanos por sobrevivir en la deprimida localidad de San Fernando de Cádiz.

La gala, presentada por Edurne Ormazabal y Maribel Verdú, no ha soslayado los discursos reivindicativos, algunos de alto tono político, como el del guionista premiado por «Yuli», Paul Laverty, que ha denunciado los 58 años de bloqueo de EEUU a Cuba y ha criticado a EEUU y a Israel por ser «dos expertos en castigo colectivo contra la población civil».

Louis Garrel, que recogía ex aequo el premio con Laverty por su película «Un hombre fiel», ha compartido su galardón con el cineasta ucraniano Oleg Sentsov, en huelga de hambre desde hace cuatro meses en una cárcel rusa y ha pedido a Rusia que escuche a la comunidad internacional y que lo libere.

Mención aparte merece el argentino Benjamín Naishtat que, en su primera vez compitiendo en el Zinemaldia, se lleva dos Conchas de Plata: una, propia, como mejor director, y la otra para su actor Darío Grandinetti, brillante en su papel de abogado burgués, que, por cierto, crece en cada escena que comparte con el chileno Alfredo Castro.

El actor argentino ha recordado que Naishtat aún no había nacido cuando todo esto pasaba en su país, aunque «se interesó, investigó, se enteró y decidió» rodar una película especialmente pertinente en un momento «en que la derecha y el fascismo parece que han vuelto a crecer en el mundo».

Además, el jurado premió al director de Fotografía de «Rojo», Pedro Sotero, que se lo ha dedicado al ex presidente brasileño Lula da Silva, «preso político» para el que espera que «pronto se arregle ese error».

Igualmente, se ha reconocido el impresionante trabajo de la actriz noruega Pia Tjelta y su dramática conversión, a tiempo real, en una madre que asiste impotente al intento de suicidio de su hija, un experimento de 98 minutos de plano secuencia ideado por la también actriz sueca Tuva Novotny en su debut en la dirección, «Blind Spot».

Y el premio especial del Jurado ha recaído en «Alpha. The Right to kill», de Brillante Mendoz, una historia de corrupción policial con el trasfondo de la guerra real que el presidente Rodrigo Duterte lleva a cabo contra el consumo y tráfico de drogas en su país, que ha causado más de 7.000 muertos.

Otra debutante, la argentina María Alché, que ha logrado con «Familia Sumergida», el prestigioso Premio Horizontes Latinos, se lo ha dedicado «a todas las mujeres que hacen cine, porque necesitamos -ha dicho- más miradas femeninas».

 

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