Catarroja 2024 frente a Valencia 1957: no hay riada que pueda con el sagrado ‘esmorzaret’ valenciano

Si le preguntáis a alguien de Valencia por el esmorzaret os dirá que es una religión. Este almuerzo de la terreta no hace honor a su nombre, en quizá burlón diminutivo, dado que es desmedido. Se suele tomar entre las 9 y las 12 de la mañana, según costumbre, y pocas cosas en la vida de un valenciano pueden impedir que se reúna con su colla (panda de amigos) para disfrutarlo. A veces, ni siquiera una riada devastadora.

Prueba de ello, son estas dos imágenes separadas por 67 años de diferencia que se han viralizado en las últimas horas. Una, es una foto de 1957 tomada en Valencia tras la trágica riada que acabó con la vida de más de 300 personas.

La otra es una imagen de Catarroja, una de las más afectadas por las devastadoras inundaciones del pasado 29 de octubre de la DANA (que, por cierto, siempre se ha llamado gota fría). Un bombero de Teruel desplazado hasta este municipio de la comarca de l’Horta de Valencia, disfruta de un buen esmorzaret con vecinos y voluntarios. Qué mejor compañía tras horas de agotadora limpieza de las calles enlodadas.

En ambas hay un denominador común: un grupo de amigos o vecinos alrededor de una mesa compartiendo un almuerzo que la cubre por completo. Muy pequeña en la imagen del siglo pasado; lo que falta de mesa, sobra de agua. Como se ve, los paisanos tienen las piernas anegadas hasta la espinilla, pero un chato de vino y un trozo de pan les hace tan llevadera la jornada que hasta le ponen una sonrisa a la adversidad.

El pueblo valenciano presume de ese carácter de apoyo mutuo y hermandad en la fatalidad. Una proverbial germanor solidaria que le lleva sobreponerse y que tras la peor riada del siglo hace que recupere pequeños reductos de normalidad en un paisaje aún desolador.

Origen del ‘esmorzaret’ de Valencia

Como todo almuerzo, el esmorzaret tiene su origen en las raíces agrícolas de la huerta de Valencia, donde el madrugador labrador necesitaba un tentempié para llegar hasta la hora de la comida. Ahora, el esmorzaret se ha convertido en un símbolo de identidad valenciana. Perpetuado durante generaciones, es ya una celebración sociocultural local que mantiene su esencia.