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La sensación de no poder respirar bien es más común de lo que imaginas y puede ser desconcertante. Muchos la han experimentado en algún momento, ya sea por ansiedad, estrés o cambios en el entorno. Pero, ¿qué ocurre realmente en nuestro cuerpo cuando nos sentimos así? La ciencia ofrece explicaciones que van más allá de lo que percibimos a simple vista.
Desde la relación entre nuestras emociones y la respiración hasta cómo factores externos pueden influir en nuestra capacidad pulmonar, cada detalle cuenta. La falta de aire puede ser un signo de alerta que nuestro organismo nos envía, recordándonos la importancia de cuidar nuestra salud.
Los motivos detrás de tu problema para respirar bien
La disnea es la dificultad para respirar manifestada como una sensación de falta de aire y ahogo. Los problemas para respirar bien pueden ser de diferente naturaleza.
Hay numerosas causas que pueden originarte problemas en tu respiración. Según los expertos de MedlinePlus, la cardiopatía puede causar disnea si el corazón es incapaz de bombear suficiente sangre para suministrar oxígeno al cuerpo. Por otra parte, si el cerebro, los músculos u otros órganos corporales no reciben suficiente oxígeno, también puedes experimentar esta sensación de falta de aire.
La dificultad respiratoria puede deberse a problemas en las vías respiratorias, pulmones u otros problemas de salud. Éstas son sólo algunas de las más frecuentes según los profesionales:
- Trastornos de estrés o crisis de ansiedad.
- Ataques de pánico.
- Ejercicio físico intenso.
- Ascenso a grandes alturas.
- Tabaquismo.
- Obesidad.
- Asma.
- Contaminación o presencia de partículas de polvo en el ambiente.
- Vegetaciones.
- Reacciones alérgicas.
- Inflamaciones: epiglotis, laringitis, traqueítis, bronquitis.
- Intoxicaciones.
- Neumonía.
- Hipertensión arterial.
- Insuficiencia cardíaca.
- Presión arterial baja.
- Hipertensión pulmonar y otras enfermedades de los pulmones.
La dificultad para respirar puede involucrar una respiración difícil, incómoda y un sentimiento como si no estuvieras recibiendo suficiente aire.
Una dificultad respiratoria leve, a veces, puede ser normal y no es motivo de preocupación. Si no haces ejercicio con regularidad o estás resfriado, es posible que a veces sientas que te falta el aire.
No obstante, si la dificultad es nueva o empeora, puede tratarse de un problema serio. Por ello, es aconsejable comentarlo a tu médico para que te hagan las pruebas pertinentes. Algunas de las más comunes en estos casos son las siguientes: espirometría, pruebas de alergia, broncospocia, electrocardiograma, gasometría arterial, test de esfuerzo, etc.
Comprender las causas de la sensación de falta de aire es fundamental para abordarla adecuadamente. Desde factores emocionales hasta condiciones ambientales, la ciencia ofrece múltiples explicaciones para este síntoma.
No dudes en consultar a un profesional si las dificultades respiratorias persisten, ya que la salud es lo primero.