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Peligro radiactivo en Galicia: hallan mil bidones y alertan de otros 200.000 en el fondo marino

Peligro radiactivo en Galicia: hallan mil bidones y alertan de otros 200.000 en el fondo marino
Símbolo de radiación en la zona de exclusión junto a la central nuclear de Chernóbil (ZUMA PRESS).
Gemma Meca
  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

El fondo marino de Galicia se enfrenta a una grave amenaza ambiental: se han hallado más de mil bidones con residuos y se alerta de la posible existencia de hasta 200.000 más, lo que podría suponer un riesgo radioactivo para la seguridad de las personas y el ecosistema. Un descubrimiento que pone de nuevo el foco sobre la necesidad de vigilar lo que permanece oculto bajo las aguas.

Durante años, el mar ha sido utilizado como vertedero sin control, y ahora comienzan a conocerse las consecuencias. Los expertos advierten del peligro que suponen estos depósitos, cuyo contenido aún no ha sido identificado por completo, pero que podría incluir materiales contaminantes o incluso radiactivos.

Este hallazgo, lejos de ser anecdótico, revela una realidad inquietante: bajo la superficie marina se esconde una acumulación de residuos potencialmente peligrosos de la que hasta ahora apenas se tenía constancia. La situación exige una respuesta urgente por parte de las autoridades y una investigación a fondo que permita esclarecer el origen, la composición y el alcance del problema.

Lo que parecía un secreto silenciado por el tiempo se ha convertido en una amenaza latente. El fondo marino gallego, rico en biodiversidad y vital para la economía local, podría estar expuesto a un daño irreversible si no se actúa con rapidez y transparencia.

Galicia vuelve a tener este peligro radioactivo

Esta comunidad autónoma mira al mar y tiene en el turismo su principal razón de ser. Sabiendo que estamos ante una situación del todo inesperada que puede acabar siendo la antesala de algo más, deberemos estar muy pendientes de una situación que quizás hasta ahora no hubiéremos ni imaginado.

Estamos ante un peligro que puede acabar siendo el que nos afecte de lleno en estas jornadas que hasta la fecha no hubiéramos tenido en consideración. Es hora de dejar salir una serie de elementos que pueden convertirse en un problema mayor, con algunas novedades que serán claves.

El país entero se prepara para afrontar un elemento que ha hecho saltar todas las alertas. Justo en el lugar en el que esperaríamos encontrar una zona especial en la que estar. Lo que tenemos por delante es un giro radical en las profundidades de un mar repleto de vida.

Han aparecido unos bidones que contienen residuos radiactivos que pueden acabar siendo los que marquen estas próximas jornadas que tenemos por delante. Un descubrimiento que los científicos se encargan de poner sobre la mesa y que quizás nos cueste algo más de lo que nos imaginaríamos.

Hallan mil bidones y alertan de otros 200.000 en el fondo del mar

La comunidad autónoma ha descubierto una serie de elementos que no se corresponden con lo esperado. Con una serie de detalles que hacen peligrar algunos detalles que hasta la fecha no sabíamos que podríamos tener por delante, de una manera totalmente sorprendente.

Tal y como nos indican estos expertos del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS): «Entre 1946 y 1990, más de 200.000 barriles llenos de residuos radiactivos fueron arrojados por varios Estados europeos en la llanura abismal del Océano Atlántico Norore, en aguas internacionales, a más de 4.000 metros de profundidad. Estos barriles contienen residuos incorporados en betún y cemento para llenar los espacios libres de los barriles. El proyecto NODSSUM, una campaña interdisciplinaria que combina la energía nuclear, la geología, la oceanografía, la biología y la química marina, tiene como objetivo mapear la zona de inmersión principal y comprender el comportamiento de los radionucleidos3 en aguas profundas, así como sus interacciones con los ecosistemas marinos. Durante un mes, los científicos recorrerán las zonas de inmersión de los barriles radiactivos gracias a un sonar de muy alta resolución, a bordo del sumergible autónomo UlyX que realiza sus primeras inmersiones científicas. Volará sobre la zona a unos 70 metros de altitud para mapear y localizar los barriles y se acercará a unos diez metros para fotografiarlos. Esto permite identificar las zonas de muestreo de agua, sedimentos y fauna, en un primer momento, a distancia de los barriles».

Siguiendo con la misma explicación: «Para esta primera misión interdisciplinaria, los científicos combinan varias tecnologías de vanguardia y planean realizar, desde el barco, muestras de sedimentos utilizando coseras de caro pero también de agua gracias a rosetas. Los corrientes húmedos en el fondo medirán las corrientes de la zona abismal. Los científicos también instalarán trampas para peces y crustáceos para evaluar el efecto de estos residuos radiactivos en los organismos marinos y la dinámica del ecosistema. A bordo, los equipos dispondrán de instrumentos de medición de la radiactividad. Estas medidas se refinarán posteriormente con análisis de laboratorio más exhaustivos. Para evitar cualquier posible riesgo radiológico, el proyecto prevé un importante dispositivo de protección radiológica a bordo. A su llegada, las muestras e instrumentos se comprobarán y controlarán para establecer todas las disposiciones de protección radiológica adecuadas para su tratamiento y almacenamiento. Este trabajo de precaución y control continuará de manera adecuada a lo largo del trabajo científico, incluso en los laboratorios en tierra.Estas mediciones y muestras permitirán seleccionar los sitios que se estudiarán con más precisión durante la segunda campaña. Su objetivo es apuntar a la proximidad inmediata de los barriles. Se apoyará en naves submarinas robóticas, o sumergibles, tripuladas y con brazos mecánicos para manipular y observar directamente los barriles. La misión interdisciplinaria NODSSUM forma parte integrante del proyecto PRIME RADIOCEAN, llevado a cabo por el CNRS y en relación con el proyecto NODSSUM presentado ante la Flota Oceanográfica Francesa».

 

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