El papel de la ciencia en la formulación de políticas públicas
El papel de la ciencia en la formulación de políticas públicas es indiscutible. A través de la evidencia y el conocimiento, la ciencia ofrece herramientas valiosas.
¿Cómo contribuye la ciencia a la sociedad?
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En el mundo actual, la ciencia y la política tienen cada vez más puntos de convergencia. Varios de los problemas más graves del planeta y de la sociedad han sido descritos y analizados por los científicos. Los gobiernos responsables utilizan esa información como base para formular políticas públicas.
Asuntos como el cambio climático, las crisis sanitarias, la seguridad alimentaria y el uso de la tecnología, entre otros, involucran tanto a la ciencia como a los gobiernos. La ciencia está en capacidad de aportar evidencias sólidas para guiar las políticas públicas hacia soluciones más eficaces y benéficas para todos.
Evidencia y decisiones
Las políticas públicas basadas en evidencia científica tienen mayores probabilidades de éxito, puesto que se apoyan en datos verificables y análisis rigurosos. Por contraste, las decisiones tomadas por intuición o intereses particulares suelen llevar a resultados indeseables.
Las decisiones basadas en la investigación científica contribuyen en los siguientes aspectos:
- Reducir la incertidumbre en torno a los resultados esperados.
- Optimizar el uso de recursos públicos.
- Minimizar riesgos y consecuencias no deseadas.
- Evaluar objetivamente el impacto de las intervenciones.
Un ejemplo claro de todo esto se vio durante la pandemia de COVID-19. Los países que siguieron las recomendaciones basadas en estudios epidemiológicos lograron contener mejor los contagios y salvar más vidas.
Los obstáculos
A pesar de su valor evidente, hay barreras que dificultan la incorporación del conocimiento científico en la toma de decisiones políticas. Algunos de los obstáculos más protuberantes son los siguientes.
Tiempos y prioridades
El proceso científico es meticuloso por naturaleza y exige tiempo para validar resultados. Entre tanto, la política suele operar bajo plazos cortos y presiones inmediatas. Esta diferencia crea tensiones cuando los tomadores de decisiones necesitan respuestas rápidas.
Problemas de comunicación
El lenguaje técnico de la ciencia muchas veces resulta inaccesible para los gobernantes y el público en general. Esta brecha a veces impide que los hallazgos científicos se traduzcan en acciones concretas.
Intereses contrapuestos
Las agendas políticas o ideológicas a veces entran en conflicto con la evidencia científica. También existen presiones de grupos de interés que pueden distorsionar o ignorar los datos cuando no coinciden con sus objetivos.
La desinformación
La proliferación de pseudociencia y de noticias falsas en las redes sociales ha creado un ambiente donde incluso los consensos científicos más sólidos son puestos en duda por parte de la población y de más de un gobernante.
Casos de éxito
A pesar de los obstáculos, no son pocos los casos en donde se han combinado exitosamente la ciencia y las políticas públicas. En el campo de la salud han sido muy eficaces las campañas de vacunación, las medidas antitabaco y los protocolos para tratar enfermedades crónicas.
De igual manera, se han alcanzado resultados muy alentadores en el campo de la protección del medio ambiente. Aspectos como el manejo sostenible de los recursos naturales, la protección de las especies y la reducción de gases de efecto invernadero han sido producto de la ciencia, pero también han permeado las políticas de muchos gobiernos.
Así mismo, desde la ciencia se han propuesto nuevos modelos pedagógicos que finalmente han sido adoptados por los gobernantes. Lo mismo puede decirse en torno a la nutrición escolar y las estrategias para reducir la deserción.
Perspectivas
Es importante señalar que la relación entre ciencia y política no es responsabilidad exclusiva de gobiernos e investigadores. La ciudadanía también juega un papel fundamental, principalmente en la exigencia de transparencia en la fundamentación de las decisiones públicas.
Así mismo, las personas deben ser conscientes de que apoyar políticas basadas en evidencia pueden requerir sacrificios a corto plazo. Sin embargo, lo más importante es que las comunidades rechacen la desinformación y los argumentos pseudocientíficos. Es necesario comprender que la investigación científica es un bien público que debe ser defendido y valorado.
La ciencia no tiene todas las respuestas, pero es la mejor herramienta para encontrar soluciones efectivas a los problemas que nos afectan como sociedad.
Desafíos en la aplicación de la ciencia
Aunque la ciencia es un pilar en la formulación de políticas públicas, su aplicación enfrenta varios desafíos. Uno de los principales problemas es la desinformación. En la era de las redes sociales, la circulación de datos erróneos y teorías no verificadas puede socavar la confianza en la ciencia y en las instituciones que se basan en ella. Esto es especialmente preocupante en áreas como la salud y el medio ambiente, donde las decisiones basadas en información incorrecta pueden tener consecuencias devastadoras.
Otro desafío es la disponibilidad de recursos. La investigación científica requiere financiamiento, y en muchos casos, los presupuestos destinados a la ciencia son limitados. Esto puede resultar en la falta de datos relevantes y actualizados que son necesarios para formular políticas efectivas. Por lo tanto, es crucial que los gobiernos y organismos internacionales prioricen la inversión en investigación y desarrollo.
Beneficios de integrar la ciencia en las políticas públicas
Integrar la ciencia en la formulación de políticas públicas trae consigo múltiples beneficios. En primer lugar, permite una toma de decisiones más informada y basada en evidencia, lo que aumenta la probabilidad de que las políticas sean efectivas. Además, al basar las políticas en datos científicos, se pueden identificar soluciones más sostenibles y equitativas a los problemas sociales.
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- Política