El método de la NASA para reducir el calor en las ciudades
¿Has oído hablar de los llamados techos verdes? Analizamos el método de la NASA para reducir el calor en las ciudades. Toma nota.
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El calentamiento global es innegable y las olas de calor son cada vez más frecuentes y más intensas. La mitad de la población mundial vive en áreas urbanas y sufre directamente los efectos de la falta de vegetación y la artificialización de los suelos, adaptando su forma de vida a estas “islas de calor urbanas”. Pero un método desarrollado por la NASA, que está siendo puesto en marcha, es ideal para reducir el impacto del aumento de la temperatura global.
Desarrollo del espacio urbano
El término “isla de calor urbana” (CIP) apareció por primera vez a mediados del siglo XX. Este tipo de ambiente ocurre en donde las temperaturas urbanas son consistentemente más altas que las temperaturas ambientales, y se generan mayores riesgos de reacciones fotoquímicas de contaminantes.
El calor genera estrés en los habitantes de la ciudad, ya que la temperatura excede lo que el cuerpo humano puede soportar.
Estas islas de calor son microclimas artificiales causados por diferentes tipos de actividades humanas, y por la planificación urbana que utiliza materiales como el alquitrán, el asfalto, el hormigón y otros similares que absorben más el calor.
Este fenómeno no solo es incómodo, sino que aumenta el consumo de energía eléctrica por el consumo ininterrumpido de sistemas de ventilación acondicionados y otras tecnologías similares.
La salud pública empeora y genera más daños en los ancianos y en las personas de bajos ingresos.
NASA: la naturaleza en la cima
El equipo del Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS) de la NASA centró sus estudios en la ciudad de Chicago. Los científicos creen que la efectiva reducción de calor en las islas urbanas puede controlarse con la instalación de techos verdes.
Esta ciudad es líder en agricultura urbana en los Estados Unidos y es el huerto de azotea más grande del mundo, con una superficie de 75.000 metros cuadrados, casi 8 hectáreas.
Chicago lanzó estas iniciativas a principios de la década de 2000 y el alcalde de la ciudad fue el primero en instalar un techo verde en el Ayuntamiento para dar el ejemplo.
Los investigadores de GISS se asociaron con los departamentos de Salud Pública y Planificación de Desarrollo de Chicago y, utilizando imágenes capturadas por satélites entre los años 1990 y 2011, compararon los cambios en la temperatura de la superficie terrestre, así como la presencia de vegetación en los sitios de estudio y en los sitios cercanos sin techos verdes.
Los beneficios de los techos verdes son altos, pero dependen de varios factores, como la región, la diversidad de plantas, las estructuras de los techos y la eficiencia de enfriamiento del edificio en sí.
¿Qué opinas sobre este proyecto de la NASA para reducir las islas de calor urbanas?
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