Japón logra aterrizar en un asteroide
Cada vez más gobiernos son conscientes de la importancia de la exploración espacial. Muchos quieren saber de dónde venimos y cómo se formó nuestro planeta. Otros buscan explotar los recursos naturales de otros mundos y satélites. Sea como fuere, la última noticia nos informa de que Japón logra aterrizar en un asteroide en su última misión espacial.
No es la primera vez que se intenta esta proeza y, a fe de la ESA, la agencia espacial europea, que no es una misión fácil. Aun así, si por algo sobresalen los japoneses, es por su insistencia y su capacidad para la tecnología. No es extraño, por tanto, que se atrevan con esta arriesgada prueba.
Por lo que sabemos, la idea del gobierno japonés fue desplazar dos exploradores robóticos hasta la superficie del asteroide llamado Ryugu, uno de los más antiguos que se conocen.
A decir verdad, Japón ya envió la sonda Hayabusa-2 en dirección hacia Ryugu, llegando a sus proximidades en junio pasado tras tres años de viaje. Sin embargo, ahora llegó la parte delicada, que es la de conseguir que aterricen sobre su superficie los Rover 1A y 1B, que se encargarán de estudiar la zona, tomar imágenes y explorar el lugar midiendo las temperaturas y otros detalles del asteroide.
Aterrizar en un asteroide con éxito
Una vez estos vehículos han aterrizado con éxito sobre la superficie de Ryugu, se han convertido en los primeros que lo consiguen totalmente. No es algo fácil, ya que el asteroide posee un kilómetro de longitud, y se cree que es tan antiguo que se creó a la misma vez que el Sistema Solar y sus planetas, de ahí que, gracias a esta misión, de alcanzar su finalidad, nos pueda explicar un poco mejor de dónde venimos.
Tras diez años intentando aterrizar sobre un asteroide, la JAXA, la agencia japonesa de exploración espacial, lo ha logrado finalmente tras otros proyectos que fracasaron en el pasado por parte de otras agencias.
No hay que olvidar que estos asteroides son pequeños. De hecho, Ryugu posee una superficie poco lisa y llena de irregularidades, por lo que encontrar hueco para un aterrizaje exitoso ha sido muy difícil.
Una de las peculiaridades más llamativas de esta misión es que se pretende detonar un explosivo sobre la superficie para tomar muestras de rocas que no han sido alteradas con el paso del tiempo. Así pues, se espera que la nave retorne a la Tierra en diciembre de 2019 con las muestras. Si lo logra, sería un éxito sin precedentes.