Andrómeda se comió ‘literalmente’ una galaxia como la Vía Láctea hace 2000 millones de años
La canibalización entre galaxias es mucho más común de lo que mucha gente pueda pensar. La fuerza gravitatoria que unas ejercen sobre otras permiten que las más grandes se coman casi ‘literalmente’ a las más pequeñas. Algo así debió suceder hace 2000 millones de años, cuando nuestra vecina Andrómeda trituró a una galaxia que debió ser muy similar a nuestra Vía Láctea.
De hecho, se espera que en un futuro muy lejano, en el que ni tú ni yo estaremos aquí, Andrómeda haga lo propio con la Vía Láctea. Dado su enorme tamaño, acabará chocando con nuestra galaxia por el efecto gravitatorio de ambas y terminará por engullirnos hasta dejar pocos rastros, pero para ello faltan miles de millones de años.
No obstante, podemos imaginar e incluso simular cómo sería tal choque, ya que la galaxia que antaño engulló Andrómeda tenía forma espiral y un diámetro de unos 220.000 años luz, es decir, prácticamente gemela a la Vía Láctea, y muy parecida a la actual Andrómeda que hoy conocemos.
Y es que, según el equipo de científicos que acaban de publicar su hallazgo en la revista Nature Astronomy, ya se sospechaba que nuestra galaxia vecina se había fusionado miles de años atrás con otra de estas manifestaciones. Por ello, los astrónomos solo tuvieron que seguir el rastro de estrellas que había sido resultado de la actual disposición galáctica de nuestra vecina en el cosmos.
Así pues, se considera que hace unos miles de años, el Grupo Local, donde se ubica la Vía Láctea, estaba compuesto por un total de tres grandes galaxias. Sin embargo, dos de ellas chocaron, se fusionaron y dieron lugar a lo que hoy conocemos como Andrómeda, que en un futuro lejano hará lo próximo con nosotros.
Andrómeda dejó restos de su ‘comida’
El equipo investigador creía que M32, una pequeña galaxia enana que orbita a la mayor, Andrómeda, podía estar formada por restos del atracón de estrellas que la más grande se dio hace miles de años, y efectivamente, así fue, ya que es el cadáver de una de mucho más tamaño que ha quedado en los restos actuales.
A esta conclusión han llegado tras realizar diversas simulaciones informáticas sobre fusión de galaxias. Así pues, efectivamente esta sería la pista para encontrar los restos de aquel enorme choque.
Y es que, por lo que sabemos, se encuentran rangos de edades muy amplios en las galaxias de gran tamaño, mientras que las enanas suelen mostrar estrellas diseminadas en edad por medio de miles de millones de años. Por eso ahora podemos explicar las peculiaridades de M32.
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