Adolescencia

Vivir con un adolescente: 5 consejos para superar una discusión y hacer las paces

vivir con un adolescente
Consejos para hacer las paces con un adolescente tras discutir
Blanca Espada

Caras largas, cambios de humor repentinos, respuestas ácidas y sobre todo puertas cerradas, en especial la de su habitación, en la que se refugia un adolescente tras una de las tantas riñas con sus padres. Sí, porque si hasta hace unos años esa puerta siempre permanecía abierta y tu hijo parecía no querer dejarte ni un momento (ni siquiera en el baño), ahora la situación se invierte por completo: tenemos que lidiar con vivir con un adolescente o con la adolescencia , ese periodo que se sitúa entre los 11 y los 19 años de edad y que no te dejará en paz durante mucho tiempo.

Consejos para vivir con un adolescente

Uno pensaría que el único período tranquilo es el de preescolar y la escuela primaria, porque en el momento preciso en que tu hijo comienza asistir a la escuela secundaria debes ser consciente de que está por ocurrir una metamorfosis.

Con la adolescencia viene no solo un cambio físico, sino también de gustos y de manera de vestir. Y acompañando estos nuevos aspectos de la vida cotidiana, hay discusiones, peleas y disturbios.

¿Y los padres? Abrumados por tales cambios, en la mayoría de los casos apenas saben qué hacer. Las disputas entre padres e hijos siempre han existido y de alguna manera también siempre han sido resueltas: el aspecto que tal vez hoy deba ser tratado, y no menospreciado, es que el padre no pierda la confianza en su papel y sigue siendo una guía válida para sus hijos. Aquí no vamos a profundizar en cómo no discutir (también porque probablemente sea imposible), sino en cómo encontrar un diálogo y cómo discutir constructivamente la mayoría de los problemas. Recordando eso discutir no es algo negativo , simplemente hacerlo de manera concreta y proactiva.

Tú también eras un adolescente

Han pasado algunos años, pero recordar cómo te comportaste en la «versión adolescente» puede ser útil para tratar de comprender mejor a tu hijo . ¿Cuántas veces te has encerrado en tu habitación escuchando música sin querer ver ni oír a nadie durante un rato? ¿Y todas las veces que preferiste hacer algo más que estudiar? La adolescencia es una etapa muy especial de la vida, y no puedes esperar que tu hijo no la viva exactamente como tú.

No te defiendas

En el seno de la discusión, la tentación de reaccionar ante el enfado es muy fuerte. Sin embargo, reaccionar emocionalmente solo resalta tu fragilidad como padre y tu dificultad para manejar una situación difícil. Así que lo que debes hacer es no reaccionar , evitando así perder la claridad, y no “engancharte” emocionalmente. Da un paso atrás, toma la distancia adecuada y ponte en posición de observador como si fueras un extraño a lo que sucede. Por lo menos, es una excelente estrategia para adoptar en cualquier situación en la que te veas involucrado emocionalmente y que te permita mantener un cierto autocontrol.

Tómate tu tiempo

Después de una discusión, tomarse un tiempo para calmarse y reflexionar es lo más sensato que puedes hacer. Querer solucionar todo de inmediato es poco realista, además también se demuestra que la ira tiene su tiempo para ser desechada : es por eso que dejar pasar unos 30 minutos desde la discusión es el consejo más sabio que podría darte hoy.

Conviértete en negociador

Negociar reglas establecidas es imprescindible en la adolescencia y cuanto antes se convierta en un buen negociador , mejor para todos. De hecho, si hasta el otro día le habías dado unas reglas claras a tu “hijo”, sobre lo que estaba permitido y lo que no, ahora todo está a punto de cambiar.

En la etapa de preadolescencia y adolescencia, los padres deben ser capaces de crear un ambiente colaborativo, esto significa decidir juntos el uso del teléfono móvil, el tiempo frente a los videojuegos, la gestión de la primera paga semanal hasta el momento en que es correcto volver a casa.

La negociación es la herramienta que te permite lograr un equilibrio entre las necesidades de autonomía e independencia de tu hijo y tu responsabilidad como padre, así como un ambiente de paz entre las cuatro paredes de tu hogar.

Aprender a escuchar

Desde una pelea con un compañero de clase hasta un malentendido con un maestro de la escuela, lo que puede no ser un gran problema para ti, puede serlo para su hijo. Aprende a escucharlo y aconséjalo si te lo pide, y nunca dejes que le falte tu tiempo y disponibilidad. No hay un momento en la vida en que un hijo no necesite el apoyo de sus padres y así también se renueva y consolida una relación humana con el tiempo.

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