Tips y consejos para enseñar a los niños a sentarse a la mesa
Los niños pueden aprender a sentarse en la mesa siendo puntuales, dando las gracias cuando les servimos o ganándose un postre si se portan bien.
¿Cómo se les enseña a los niños a sentarse a la mesa? ¿Y qué importancia tienen estas sencillas lecciones para su educación? Puede que para nosotros sea algo esencial que los niño se sienten bien en la mesa , pero no debemos obsesionarnos, tan solo aplicar las pautas adecuadas y de este modo conseguiremos que se sienten como corresponde y puedan adquirir lo aprendido como un hábito de por vida.
Tips y consejos para enseñar a los niños a sentarse a la mesa
A partir de los diez consejos o pautas que os vamos a explicar a continuación tu hijo o hija, logrará sentarse en la mesa, sin estar todo el rato movimiento y con ello lograremos que la comida sea tranquila y sobre todo, que se puedan alimentar de forma adecuada.
Enseña puntualidad
Una de las claves para que los niños aprendan a sentarse en la mesa es la puntualidad. Si les damos ejemplo y estamos sentados a la hora que hayamos indicado, los niños querrán imitarnos y ser también los primeros en sentarse. Además si aprenden a ser puntuales a la hora de comer o de cenar, adquirirán el hábito de ser puntuales en cualquier otro aspecto de su vida.
Cuando hablamos, no comemos y viceversa
La estética importa mucho en las formas y la calidad de las relaciones. En la mesa comenzamos a entender cómo la efectividad del lenguaje no depende solo de las palabras que usamos, sino también de cómo las pronunciamos, del tono que damos y de los gestos que las acompañan. Hablar con la boca llena antes de ser un signo de descaro es una forma de no ser comprendido y escuchado.
Hay que sentarse bien
No estamos en clase pero tampoco en el suelo de la habitación o en el césped. Así que hay sentarse bien, y no estar tirando la silla hacia atrás o bajándonos todo el rato y de nuevo la clave de todo está en dar ejemplo a los niños.
Por favor y gracias
Palabras mágicas que los niños no deben olvidar en la mesa cuando reciben algo o cuando les ponemos la comida o les llenamos el vaso. La bondad , el motor mundial de una vida llena de beneficios, está compuesta de un vocabulario simple basado en la buena educación.
Hay que comer de todo
Sin caprichos y sabiendo regular las raciones. Son pequeños gestos que ayudan de inmediato a evitar el imán del desperdicio de alimentos, un gran escándalo del hombre contemporáneo. Además, acostumbrarse a variar la dieta en la mesa, a saborearlo todo, ayuda a abrirse, incluso mentalmente, a la novedad, a la curiosidad. Y la diferencia.
Hay que pedir permiso al querer levantarnos de la mesa
Siempre hay una autoridad en la vida que se debe reconocer. Un padre, un superior en el trabajo, un maestro en la escuela, un jefe en el trabajo. Se debe respetar la autoridad, sin obsequios, formalismos y subordinación excesiva. La alternativa a la autoridad es la anarquía, la antesala del autoritarismo.
Podemos conversar con otros (si no estamos comiendo)
La mesa es una oportunidad única e irrepetible para alimentar el arte de la conservación, para apoderarse de esta extraordinaria herramienta de comunicación y relación. Aparte de los buenos modales que requieren que hable con los que se sientan cerca de ti, es a través de la conversación en la mesa que los niños pueden aprender a dialogar con los demás, sin quedar atrapados en la trampa de la tecnología. Conversar nunca te hace sentir solo y, tarde o temprano, cada uno de nosotros se ve obligado a lidiar con la soledad.
Colaboremos todos para poner y quitar la mesa
A la hora de desayunar, comer o cenar, es necesario colaborar en familia y de hecho se pueden organizar turnos para que todos pongamos y quitemos la mesa a lo largo de la semana. Si nos acostumbramos, logaremos hacer un ejercicio de ética para estar juntos y cooperar.
El límite de las bromas
Los niños en la mesa tienden, en broma, a tirar la comida, de modo que debemos intentar desmontar este hábito con unos argumentos muy sencillos, como decir que si se hace eso se desperdicia la comida, y que no hay nada gracioso en ello.
El premio del postre
Y si los niños se portan bien en la mesa nada como una buena recompensa, teniendo en cuenta además que al ser niños, tienen la edad perfecta para disfrutar del placer del postre. Además, una clave para comportarse bien, es recibir un premio y disfrutar de los placeres de la vida aunque con un claro sentido de las proporciones.
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