Mi primera ecografía. Todo lo que necesito saber
Cuando se descubre que se está embarazada, comienza una etapa llena de nuevas emociones, de sentimientos increíbles y de experiencias realmente únicas. En concreto, entre estas últimas hay una que consigue emocionar a cualquier mujer: la primera ecografía que se le realiza a su feto.
Si tú pronto vas a acudir a la consulta de tu ginecólogo para someterse a la mencionada prueba, la que te dará a conocer por primera vez si el crecimiento de tu bebé es el idóneo y si su corazón está funcionando correctamente, sigue leyendo. A continuación lo que vamos a hacer es informarte de los aspectos más relevantes referentes a la misma.
¿Cuándo hacerla?
Desde el momento que has descubierto que te encuentras en estado posiblemente hayas querido hacerte una ecografía. Sin embargo, no es lo aconsejable. Los médicos recomiendan que el momento perfecto para realizarla es entre las semanas 7 y 12 del periodo de gestación, ya que en ese periodo el feto ya ha crecido, está siguiendo su proceso de desarrollo y, por tanto, permite conocer realmente cómo se halla. Todo eso sin pasar por alto, como hemos mencionado anteriormente, que dará la oportunidad de oír cómo late su pequeño corazoncito.
De esta manera, al llevar a cabo la prueba en esa fase, la mamá se puede quedar tranquila sabiendo que todo marcha por muy buen camino.
¿Qué resultados da a conocer?
Realizarse la primera ecografía es fundamental para poder saber que el embarazo va correctamente, que el bebé está con vida y que está realizando su crecimiento de la manera normal. No obstante, también es una herramienta de gran utilidad en cuanto a estos otros resultados que permite conocer:
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Sirve para poder comprobar de forma clara que se trata de un periodo gestación totalmente habitual, es decir, que no se trata, por ejemplo, de lo que se conoce como embarazo ectópico, que es cuando el embrión se halla fuera de lo que es el útero de la mujer.
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Una de las grandes utilidades que se le han dado a la primera ecografía es que ayuda notablemente a saber de cuánto está la fémina y cuándo posiblemente pueda salir de cuentas, es decir, cuando se producirá el parto. Esa fecha, en todo caso, será siempre aproximativa, ya que en el nacimiento de bebés nunca se puede establecer un día y una hora firmes, siempre hay circunstancias que lo adelantan e incluso lo atrasan.
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No menos importante es que sirve para poder averiguar si la gestante tiene uno o más fetos en su interior. Es decir, si va a ser mamá de un bebé o de más al mismo tiempo, ya sea gemelos, trillizos…
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Por supuesto, no hay que pasar por alto tampoco que la primera ecografía permite oír los latidos del corazón del bebé y eso lo que va a traer consigo es que se fortalezcan los lazos de amor de la madre hacia su hijo.
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Permite al doctor poder detectar ciertas anomalías en el feto
¿Cómo afrontar la primera ecografía?
Si estás a unos días de hacerte tu primera ecografía es importante que estés tranquila, será una emoción enorme pero debes mantener la calma, por ti y por tu bebé. De la misma manera, debes seguir las recomendaciones que al respecto te puede hacer tu ginecólogo para someterte a la prueba, entre las que se encuentran las siguientes:
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Por regla general, la ecografía suele ser de tipo abdominal, por lo que no se requerirá ningún tipo de preparación. Y es que el ecógrafo se pasará sin ningún problema por el abdomen de la madre para ver en qué estado se encuentra el niño.
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No obstante, aunque no se exige ningún aspecto concreto, se recomienda que la mujer en las 24 horas antes a la prueba no se aplique en la zona abdominal lo que es crema hidratante. ¿Por qué? Porque, en algunos casos, ese artículo cosmético trae consigo dificultades para los ultrasonidos.
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En el caso de que se vaya a realizar antes de la semana 10 es imprescindible que la futura mamá lleve su vejiga algo llena, salvo que su doctor le indique que no, porque ha decidido hacerla de tipo vaginal.
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No debes temer que pueda hacerte daño, ya que esta prueba es absolutamente indolora. De la misma manera, otra razón por la que relajarte es que someterte a esa prueba no trae consigo ningún tipo de riesgo.
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Suele durar unos quince minutos, aproximadamente.
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Ten presente que, en muchas ocasiones, al enfrentarnos a una ecografía no sabemos qué hay delante de nuestros ojos, no distinguimos nada. Por eso, si te sucede, si no consigues ver a tu bebé, no dudes en pedirle a tu ginecólogo que te lo explique.
Esta es la información que debes tener en cuenta para afrontar como una experiencia única, llena de emoción e indolora la primera ecografía de tu embarazo.