El niño emperador: ¿Qué es?

Conoce en pro de la educación de tus hijos, qué es el niño emperador. Descubre sus claves, sus causas e incluso lo que son sus síntomas.

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El niño emperador. Qué es

La educación de los hijos es algo realmente importante y los padres deben hacer todo lo que está en sus manos para conseguir que esa lo mejor posible. No obstante, hay que tener claro que se pueden topar con complicaciones debido al carácter, a la personalidad o al comportamiento de los pequeños. Y es que así, por ejemplo, pueden tener lo que se da en conocer como niño emperador.

¿No sabes de qué se trata? Te lo contamos todo a continuación.

¿Qué es el niño emperador?

Lo primero es saber qué se esconde tras esa denominación. Pues bien, podemos establecer que se utiliza ese término para referirse a los pequeños que se vienen a convertir básicamente en los dueños de la casa y de la familia. Y es que llegan a determinar desde lo que se come o se cena hasta el programa que se ve en televisión pasando por cómo van a pasar el fin de semana e incluso a la hora que hay que irse a dormir.

Es más, para poder conseguir cualquier cosa que deseen recurren a los gritos, a la violencia física y verbal sobre los miembros de la familia, a las fuertes pataletas…Y todo eso sin pasar por alto que no muestran pena ni empatía ni tampoco remordimientos o arrepentimiento por los actos que llevan a cabo.

En concreto, los menores que se comportan de esa manera se considera que tienen el síndrome del emperador o Trastorno de Oposición Desafiante (TOD).

Causas

Aunque se sigue investigando al niño emperador o dictador, lo cierto es que se considera que detrás de ese síndrome se encuentran causas psicosociales que vienen a “explicarlo”. En concreto, pueden llevar al mismo factores como estos:

  • Los padres pasan poco tiempo con el menor y eso hace que tiendan a sobreprotegerle.
  • Sus padres son excesivamente permisivos con todo lo que hace o dice el menor.
  • En casa no le imponen normas ni límites.
  • De la misma manera, los adultos no comparten actividades ni juegos con su hijo.

Síntomas

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Recurren a los gritos y a la violencia

Para poder saber si es un pequeño sufre este síndrome que nos ocupa o no, hay que fijarse si tiene algunos de los síntomas que se consideran más significativos, como son los siguientes:

  • No es capaz de auto-controlarse.
  • Es muy egocéntrico.
  • Recurre a las amenazas y a la violencia para poder lograr lo que desea en cada momento. Es más, durante la adolescencia puede llegar a agredir a sus familiares.
  • Conoce las debilidades de sus padres y sabe qué utilizar para conseguir sus propósitos.
  • No tolera jamás la frustración.

¿Cómo evitar que el hijo se convierta en un niño emperador?

Si quieres evitar por todos los medios que tu hijo se convierta en esa persona autoritaria y despótica de la que hemos estado hablando es necesario que sigas medidas y recomendaciones como estas:

  • Desde temprana edad, en casa hay que fijar a los niños no solo unas normas sino también unos límites. Es más, se les debe enseñar que si no cumplen aquellas o si se saltan esos tendrán que asumir las consecuencias de sus actos, que se pueden presentar en forma de castigo.
  • Por supuesto, en el hogar se deben fomentar valores como la tolerancia y el respeto hacia los demás.
  • Bajo ningún concepto, en la familia se debe recurrir a la violencia, en cualquiera de sus formas, para solucionar los conflictos. Siempre hay que recurrir al diálogo.
  • Es importante que aprendan que no siempre se puede tener lo que desea. Y es que gestionar esa frustración es una útil enseñanza no solo para la infancia sino también para toda su vida.
  • Por supuesto, es esencial que padres e hijos compartan tiempo y disfruten juntos de actividades de diversa índole.
  • También es vital enseñar a los hijos el valor del trabajo y del esfuerzo para alcanzar los objetivos que se persiguen. Esta es una enseñanza que les permitirá descubrir que para obtener lo que se desea hay que luchar y tener constancia.
  • De la misma manera, desde que los menores son pequeños hay que evitar sobreprotegerles e incluso también el ser permisivos con todo lo que hacen o dicen. Deben aprender a asumir las consecuencias de sus actos, tanto si son aciertos como si son fallos.

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