Gastroenteritis en los niños: Síntomas y tratamiento

La gastroenteritis es una de las causas más frecuentes de diarrea en los niños y es necesario controlarla, especialmente cuando aparecen síntomas preocupantes como sangre en las heces. ¿Cuáles son las causas, síntomas y tratamientos más apropiados para combatir este problema?.

Qué es la gastroenteritis

La gastroenteritis es una infección intestinal que afecta el estómago («gastro») y el intestino («entero», que proviene del griego). Inicialmente, se manifiesta a través de la pérdida de apetito y vómitos, y después de 24 horas también aparece diarrea. El problema más grave con la gastroenteritis es la pérdida de líquidos y minerales expulsados ​​al vomitar y en casos extremos se puede detectar sangre en las heces que obliga a que corramos a urgencias.

Causas de la gastroenteritis

• Generalmente es causada por virus, bacterias u otros microorganismos que contaminan los alimentos y el agua potable.
• Especialmente en verano, hay episodios frecuentes de contaminación con salmonela , un microorganismo que se encuentra entre otros en mariscos de mares contaminados, alimentos mal cocinados  y alimentos congelados y descongelados más de una vez.
• A menudo, la carne de hamburguesa poco cocida también se convierte en un verdadero vehículo de gérmenes.
• Por otro lado, incluso si no tienen síntomas de esta enfermedad, quienes manipulan los alimentos con las manos sucias con pequeños restos de sangre o de heces también pueden transmitir la infección con mucha facilidad. De hecho, hay muchos que pueden ser portadores saludables de gérmenes infecciosos transmitidos a través de las heces.
• Es extremadamente fácil para los niños tener gastroenteritis, ya que se transmite por alimentos contaminados, suciedad en los juguetes, manos de compañeros de juego e incluso asistentes de guardería que cambian docenas de pañales al día.

Síntomas de la gastroenteritis en niños

La deshidratación es uno de los principales síntomas de la gastroenteritis. Es una pérdida de líquido tan intensa que pone en peligro el equilibrio hídrico del cuerpo , que actúa en todos los intercambios entre las células y la sangre. El balance hídrico es particularmente vulnerable en los bebés; Dado que su cuerpo está compuesto principalmente de fluidos y, por razones complejas, también pierden estos fluidos con mayor facilidad y rapidez que los adultos.

Como tal, es importante reconocer los síntomas de la deshidratación, que nunca es inmediata y, por lo tanto, puede tratarse a tiempo. Estos son los síntomas más relevantes:

•  Una pérdida de peso del 5-10% (la deshidratación por encima del 10% es grave).
• El pañal está seco debido a la falta de producción de orina.
• Los labios están secos.
• La saliva es escasa.
• El niño tiene ojeras.
• El niño está cansado y le falta energía.
• Cuando se pellizca la piel del vientre con los dedos, no vuelve a la posición inicial.

En estos casos, existe el riesgo de que el volumen de sangre del niño disminuya hasta el punto en que la presión baje precipitadamente y los riñones dejen de funcionar. Un bebé de unos pocos meses puede deshidratarse en unas pocas horas, lo que ya no es el caso en niños entre dos y tres años.

Cómo reaccionar 

En el caso de un episodio de deshidratación, se le debe dar una solución humectante al niño u ofrecerle agua con una pizca de sal disuelta. Si el niño vomita, la bebida debe administrarse en cucharadas: de esta manera, el niño puede retener agua en el estómago más fácilmente. Si tu bebé no puede beber por el sabor, puedes darle solo agua.

Cuando ver al pediatra

Debe ir a la sala de emergencias de inmediato si:

• Hay sangre en las heces.
• Tiene uno o más síntomas de deshidratación, por ejemplo, si el pañal permanece seco durante más de 4 a 6 horas seguidas. En emergencias, se le administrarán líquidos intravenosos. Mientras tanto, debe beber la mayor cantidad de líquido cada 5 o 10 minutos. Si vomita, es necesario darle bebida a la cuchara.
• El niño tiene menos de seis meses.
• El niño vomita, tiene fiebre o se ve cansado y ha perdido el apetito.
• Tiene lengua seca y poca orina.
• La diarrea se repite sin disminuir durante más de dos días.
• Como consecuencia del vómito, el niño no bebe y no puede retener los líquidos ingeridos.