Pubalgia en el postparto

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Incontinencia urinaria, los famosos entuertos, la recuperación de la silueta… Muchas son las circunstancias a las que se enfrentan las mujeres después de dar a luz. Pero no son las únicas. Así, también son muchas las que sufren lo que se conoce como pubalgia en el postparto.

¿Quieres descubrir qué es, porqué se produce o cómo hacerle frente? Sigue leyendo y lo averiguarás. Te lo contamos todo a continuación.

¿Qué es la pubalgia?

La pubalgia es el dolor que siente la mujer que ha dado a luz en la zona del hueso del pubis. Una situación que, por regla general, se suele resolver como máximo a los dos meses después del parto.

Causas del dolor en el pubis tras el parto

La principal causa que se ha encontrado de ese dolor que nos ocupa es la hormona que responde al nombre de relaxina. Esta podemos establecer que es secretada por la propia placenta durante las semanas previas al alumbramiento. Y es que va a ayudar enormemente al mismo, ya que prepara el cuello del útero.

Más concretamente lleva a cabo las siguientes misiones:

  • Permitir la dilatación de la pelvis.
  • Viene a relajar tanto la articulación del hueso púbico como los ligamentos de la sínfisis pubiana.
  • Ablanda el cuello uterino.
  • Contribuye a facilitar lo que es el paso del feto por el citado cuello del útero.

Síntomas de la pubalgia

pubalgia en el postparto
Espalda, foco de dolor

Los síntomas principales de la pubalgia son los siguientes:

  • Dolor en la zona de la sínfisis pubiana.
  • De la misma manera, hay que destacar que, en ocasiones, también se hace notar cuando la mujer presenta contundentes molestias e incluso dificultades al ir a orinar.
  • Dolores en la espalda o la pierna que se incrementan al realizar distintas tareas del día a día y que luego se relajan al optar por el reposo.
  • Cierta inestabilidad al caminar.
  • Cansancio y fatiga.

Tratamiento para la pubalgia

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Descansos más frecuentes

Las mujeres que sufran este tipo de dolores en el pubis, deben saber que lo habitual es que la misma desaparezca de manera espontánea, como hemos citado, en el plazo máximo de dos meses después de dar a luz. No obstante, eso no quita para que, hasta que eso suceda, puedan tomar ciertas medidas en pro de sufrir las menos molestias y dolores posibles:

  • Hacer utilización de una faja pélvica.
  • A la hora de vestir, se sentirán más cómodas con lo que son pantalones vaqueros de talle bajo.
  • Tomarse un descanso de manera frecuente.
  • No sentarse con las piernas cruzadas.
  • No realizar grandes esfuerzos como, por ejemplo, levantar mucho peso.
  • Llevar a cabo una alimentación sana, equilibrada y completa en pro de conseguir que el índice de masa corporal esté en los parámetros necesarios. Y es que si es superior a lo que corresponde puede agravar la pubalgia.

Tener paciencia es también otra medida clave para poder hacerle frente a la pubalgia y lograr así que esta pueda generar los menos problemas posibles en el día a día. De todas maneras, si lo considera necesario u oportuno la mamá puede solicitar una consulta a su médico para que este le pueda dar otra serie de pautas a tomar.

Más datos de interés

Además de todo lo expuesto, no podemos olvidarnos de otros aspectos importantes sobre la pubalgia en el postparto tales como estos:

  • Las mujeres que tienen más riesgos de que ese dolor se extienda hasta los dos meses son las que tuvieron mucho tiempo de reposo durante el embarazo o las que han dado a luz a unos bebés de mucho peso. Por supuesto, sin pasar por alto que esto mismo les puede ocurrir a las mujeres que desarrollan trabajos en los que la espalda se ve resentida.
  • Se considera que, por regla general, afecta a un 20 % o 30 % de las mujeres que dan a luz.
  • Una medida existente que se le puede consultar al doctor o al fisioterapeuta en pro de una buena recuperación o disminución de la gravedad de la pubalgia son ejercicios pélvicos.
  • Asimismo, las mujeres que padezcan esta situación tras el parto deben poner cuidado al subir las escaleras para no sentir dolor. En concreto, tienen que subirlas despacio y colocando, en primer lugar, la pierna que no les duele.
  • Hay que tener en cuenta que son numerosas las féminas que la padecen también en el embarazo.

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