Rueda de prensa sin causa
Mi admirado y apreciado director, Manuel Martín Ferrand, nos decía que teníamos que ser selectivos para decidir a qué ruedas de prensa acudir: «hay que ir a las que nos interesen a nosotros, no a las que interesan a quienes nos llaman».
Que los infantes del Mallorca, Díaz y Ortells, convoquen a los medios tras el fin del mercado invernal es como si a cualquiera de nosotros se nos ocurriera pronunciar una conferencia sobre los Oscars de Hollywwod sin haber visto ninguna de las películas nominadas ni hubiéramos estado en Hollywood. La ventana de fichajes ha permanecido cerrada.
Eso explica por qué les preguntaron por el comunicado del Real Madrid o si Dani Rodríguez estaba contento por su renovación automática y ya prevista en las condiciones de su último contrato. Lo inexplicable es que a una cita propia de la dirección deportiva acuda el CEO que, más increíble aún, parece ser el encargado de reclamar ante la Federación o el CTA cuestiones horarias o decisiones arbitrales que escapan, o deberían, a las funciones de un director financiero o de negocio, como le llama Kohlberg a don Alfonso.
Los propietarios seguro que entienden mucho de «football», pero ni jota de «soccer». Por eso sus representantes se limitan a escurrir el bulto ante la complacencia de la parroquia. Uno afirma que trabajan, menos mal, en la cantera como proyecto de futuro y el otro, que pasa por encima del inminente descenso del filial a categoría regional, se llame como se llame, diga que sus malos resultados y ridícula clasificación no reviste mayor trascendencia porque de lo que se trata es de «formar jugadores para el primer equipo». Cuáles y cuántos es lo de menos, ahora que Jan Salas ha jugado diez minutos porque había cuatro lesionados y a Javi Llabrés y Dani Luna los han cedido al Eldense y el Cartagena respectivamente, ambos colistas irredentos de segunda división. Un escenario ideal para progresar.
Sepan que no han fichado a nadie durante este mes de enero porque confían plenamente en lo que hay y si Chiquinho no juega es porque el entrenador pone a otro. Habrá que preguntarle a Arrasate por qué es tan caprichoso.
Pero no se preocupen. El dúo en cuestión viaja a la reunión de la Federación y árbitros con los clubs con la tranquilidad de que «defienden al mallorquinismo» porque van a las cenas de algunas peñas y estas han pasado de 50 a 80 aunque, por supuesto, no se molestan en leer los titulares de prensa cuando el Moviment Mallorquinista admite no sentirse representado por don Pablo y don Alfonso, príncipes de Son Moix y reyes del «american sport of life».
Nota: «Señor Consejero Delegado: el problema del VAR es que todos los árbitros sigan el mismo criterio, están en su derecho de opinar distinto sobre una misma acción. En todo caso no es normal ni admisible que se permitan interpretar a través de una pantalla la intensidad o voluntariedad de una entrada durante más de 30 segundos y buscando el plano que avale su intervención. Cierto, de otro lado, que usted y yo estaremos de acuerdo, verdadero milagro, en que con el fuera de juego automático y la línea de gol, no se les necesita para nada». Y ahí se ahorrarían unos buenos miles de euros.
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