La renovación de Galarreta, por buen camino

Las conversaciones para la renovación de Iñigo Ruiz de Galarreta van por muy buen camino. Según ha podido saber OKBALEARES, la predisposición es buena por ambas partes y ahora mismo el único punto de desencuentro estriba en la duración del nuevo contrato. El Mallorca quiere cerrarlo cuanto antes para evitar una intervención del Athletic de Bilbao.

Galarreta, que cumplirá 30 años en agosto próximo, ha vuelto tras su lesión mejor que nunca y está en un gran momento, por lo que el club no quiere perder el tiempo y renovar lo más pronto posible a uno de sus futbolistas claves antes de que llame la atención de otros equipos. En concreto la preocupación es el Athletic de Bilbao, en el que ya jugó durante varios años Galarreta. Con la primera plantilla bilbaína sólo disputó tres partidos en la temporada 2012-13, pero perteneció a su disciplina hasta 2016, año en el que salió definitivamente de San Mamés para irse al Numancia.

Galarreta tiene unas condiciones muy peculiares y está en plena madurez futbolística, por lo que no sería de extrañar que el Athletic, cuyo mercado está muy limitado, pudiera intentar recuperarlo, ya que tampoco dispone de demasiados jugadores con sus características. De ahí las prisas de la dirección deportiva que dirige Pablo Ortells, que es perfectamente consciente del riesgo, ya que si el Athletic va a por Galarreta en serio habrá poco que hacer, ya que su potencial económico es muy superior.

La intención del club es anunciar el acuerdo antes de final de año, y por tal motivo se quiere aprovechar este parón de la Liga a causa del Mundial para negociar con su agencia de representación, Global Ases 2010 S.L., que es propiedad de dos ex-jugadores del Athletic, Gurpegi y Lacruz, y que tiene en su cartera a jugadores como Unai García, Jorge Miramón y Manel Martínez, y que como resulta fácil suponer se especializa en futbolistas del Norte de España.

Iñigo Ruiz de Galarreta llegó al Mallorca en el mercado de invierno de la temporada 19-20 a causa de los problemas económicos que sufría Las Palmas, que prácticamente regaló al jugador a cambio de que siguiera cedido en el club canario. Se incorporó a la disciplina bermellona tras el descenso a Segunda y Luis García Plaza evitó su cesión al Girona. A partir de ahí se convirtió en una pieza clave del equipo, a pesar de la rotura de ligamentos cruzados que sufrió en el campo del Betis, y de la que se recuperó en mucho menor tiempo del esperado, hasta el punto de que esta temporada lleva ya 12 partidos jugados con el Mallorca.