Condenado un hombre por acosar a la hermana de Rafa Nadal de la que llevaba años enamorado

La Policía Nacional tuvo que detenerlo ante una oleada de mensajes cariñosos y amenazantes

El juez ha dictado una orden de alejamiento de la víctima y de la academia

Academia Rafa Nadal
Condenado un hombre por acosar a la hermana de Rafa Nadal de la que llevaba años enamorado
Julio Bastida

Una historia que comenzó como una admiración aparentemente inofensiva terminó convirtiéndose en una pesadilla para la hermana del tenista mallorquín Rafael Nadal. Un ciudadano de origen alemán, residente en una localidad próxima a la comarca del Llevant, ha sido condenado recientemente en un juzgado de Manacor por un delito continuado de acoso tras años de comportamientos obsesivos hacia la mujer.

La víctima, que trabaja como directora de marketing y comercial de la conocida academia de tenis dirigida por la familia Nadal, llevaba tiempo sufriendo una situación de hostigamiento que fue agravándose con el paso de los meses. Según fuentes cercanas al caso, el acusado no solo le enviaba mensajes de carácter cariñoso —y en algunos casos incluso amenazante—, sino que llegó a seguirla físicamente por la calle y a presentarse a diario en la academia para tratar de establecer contacto con ella.

Lo más preocupante fue que el acosador, en su afán por acercarse a la víctima, llegó a hacerse pasar por tenista con el objetivo de entrar en las instalaciones deportivas. Se desconoce cómo obtuvo el número de teléfono personal de la mujer, pero aprovechó ese dato para enviarle comunicaciones constantes, muchas veces cargadas de un tono perturbador, que generaron un profundo malestar y una sensación de inseguridad creciente.

La situación no era nueva. Tal como revelan fuentes próximas a la investigación, los primeros episodios de acoso se remontan a varios años atrás. En aquel momento, tras una advertencia directa, el individuo cesó temporalmente su comportamiento. Sin embargo, con el paso del tiempo, la obsesión resurgió con más fuerza. La conducta del acusado se volvió más insistente e invasiva, mostrando claros signos de inestabilidad emocional.

La víctima, cada vez más preocupada por su seguridad personal, tomó finalmente la decisión de acudir a la comisaría de la Policía Nacional para denunciar los hechos. Relató los seguimientos, los mensajes intimidatorios y el miedo constante con el que vivía, especialmente al ver cómo el hombre parecía conocer sus movimientos y horarios.

Tras una investigación por parte de los agentes encargados del caso, el sospechoso fue citado formalmente y detenido. Dado el conjunto de pruebas presentadas —mensajes, vídeos de vigilancia y testigos presenciales—, el Ministerio Fiscal impulsó el proceso judicial con celeridad. En sede policial, el arrestado no dejaba de decir incoherencias en todo momento al ser preguntado por los hechos denunciados.

El juicio estaba previsto para celebrarse hace unos días en el Juzgado de Instrucción de Manacor, pero finalmente las partes llegaron a un acuerdo de conformidad. El ciudadano alemán reconoció los hechos que se le imputaban, pidió disculpas ante el tribunal y mostró aparente arrepentimiento. Como parte del acuerdo, se dictó una condena con pena de privación de libertad, que fue suspendida al no contar con antecedentes penales de gravedad. No obstante, el magistrado impuso una orden de alejamiento estricta, que le prohíbe acercarse a la víctima o a la academia de tenis en la que trabaja.

Este caso pone de manifiesto la relevancia de tomar en serio las primeras señales de acoso, especialmente cuando estas se prolongan en el tiempo y derivan en comportamientos obsesivos.

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