Los cinco autobuses de hidrógeno que compró Hila a un millón de euros la unidad siguen sin circular
Mientras la planta de Lloseta continúe inoperativa permanecerán en las cocheras de la EMT de Palma
Los autobuses de hidrógeno de la EMT de Palma del ex alcalde socialista Hila sólo circulan tres horas
La EMT de Palma tiene averiados más de 50 autobuses y 20 chóferes a diario cobran sin trabajar
Los cinco autobuses de hidrógeno de la EMT de Palma que compró a un millón de euros la unidad el ex alcalde socialista José Hila siguen sin poder circular y están estacionados de manera permanente en las cocheras de la compañía. En marzo fueron adquiridos por el anterior equipo de gobierno por 4.832.135 euros a la compañía Solaris en la ciudad polaca de Poznan.
De hecho, casi nunca han circulado y el de 18 metros articulado que lo hizo el mes de junio pasado por las calles de Palma era un vehículo de exhibición desplazado expresamente a la capital balear por un proveedor, pero no para prestar servicio real al ciudadano.
Tras vender a bombo y plantillo el pacto de izquierdas que la adquisición de estos cinco autobuses era la revolución del transporte público sostenible, con una presentación en la plaza de Cort por todo lo alto a la que asistió hasta la propia ex presidenta socialista del Govern, Francina Armengol, la realidad es que todo era propaganda. Y bien cara.
Si tenemos en cuenta que un autobús ordinario, de diésel o gas, cuesta entre 250.000 y 280.000 euros, con el montante pagado por estos autobuses de hidrógeno Palma contaría ahora con 15 vehículos prestando servicio sin novedad en el necesitado y deficiente transporte público palmesano.
Y no circulan por algo tan simple como que no hay combustible para cargarlos. La planta de hidrógeno verde de Lloseta no presta servicio como se esperaba, al no encontrar el proveedor solución a las deficiencias para la puesta en acción de las hidrolineras para fabricarlo.
Si bien la EMT buscó la alternativa de traerlo por barco, y de hecho sacó a concurso su importación, la normativa marítima es muy estricta en cuanto a la seguridad de productos a presión a bordo de los buques de transporte de las denominadas mercancías peligrosas y hay una limitación de la presión (200 bares) de los depósitos de hidrógeno.
Los autobuses del millón de euros del ex alcalde Hila necesitan una presión tan alta (380 bares), que esa limitación impide que el vehículo pueda cargar con eficacia el hidrógeno para llenar su depósito.
Con esa presión sólo alcanza a una capacidad de carga de entre el 12 o 15% del depósito. Con ese nivel de combustible, los autobuses de hidrógeno no pueden prestar servicio porque sólo desde las cocheras de la EMT, en el barrio palmesano de Son Ferriol, al centro de Palma habrían consumido la mitad del carburante y el chófer tendría que volver al punto de partida.
Los cinco autobuses de hidrógeno, por tanto, seguirán en las cocheras esperando una solución milagrosa a la falta de combustible que sigue sin encontrarse y que no será realidad de un día para otro.
Pero como dijo el ya ex alcalde José Hila en junio tras perder las elecciones, presumiendo de su gestión vapuleada por los palmesanos en las urnas el 28 de mayo, en aquella presentación propagandística del autobús articulado de hidrógeno de 18 metros que estuvo tres en días en Palma y desapareció: «Se lo vamos a dejar todo hecho al PP».