Las casas de Son Ametler en Palma: una obra que iba a durar 10 meses y cinco años después no ha acabado
El Ayuntamiento mantiene cerrado el inmueble a la espera de rematar las instalaciones
Cuando sea inaugurado este antiguo palacio rural será el casal del barrio del Vivero


La rehabilitación del preciado predio rural de las casas de Son Ametler por parte del Ayuntamiento de Palma es el cuento de nunca acabar: una reforma que inicialmente se anunció que iba a durar 10 meses y que cinco años después sigue sin fecha para su conclusión después de toda clase de avatares.
Todo arrancó tras años de promesas incumplidas en octubre de 2019, cuando la entonces concejala independentista de Urbanismo de Més per Mallorca, hoy en las filas de la oposición, Neus Truyol, presentó el ansiado proyecto de restauración de este histórico inmueble del barrio de El Vivero.
Casi dos años después de que acabara la pasada legislatura y en el ecuador ya de la presente, el inmueble sigue cerrado a cal y canto y a fecha de hoy nadie sabe cuándo los 7.000 vecinos de la zona podrán entrar a visitar esta histórica possessió mallorquina.
La possessió aparece documentada en el Libro de Repartimiento de Mallorca (1232). Desde mediados del siglo XV perteneció a diferentes familias mallorquinas. Se trata de un antiguo palacio señorial rural, con jardín de estilo isabelino, que contaba con una de las pérgolas más largas de Mallorca y que el Ayuntamiento de Palma de uno y otro color político no ha sido aún capaz de recuperar para su disfrute público, después de adquirirlo hace un cuarto de siglo.
Fue en 2002 cuando el Consistorio expropió esta construcción en el proceso urbanizador de esta zona de Palma, próxima ya a Marratxí.
El inmueble está calificado como sociocultural y por fin el actual gobierno municipal del PP, con el alcalde Jaime Martínez al frente, ha podido recepcionar las obras, pero no así abrirlo al público. El motivo, como confirman fuentes municipales, es que «queda por finalizar la instalación del ascensor», por lo que sigue sin haber fecha para su inauguración, ni parece que haya prisa para ello.
No obstante, en 2021 cuando Truyol fue a visitar estas obras recién iniciadas, aseguró que recuperar esta antigua possessió de titularidad municipal era un «proyecto estratégico», que representaba «el modelo de ciudad policéntrica que queremos, donde los barrios se convierten en lugares de encuentro para hacer de Palma una ciudad de proximidad y de cohesión social».
La edificación cuenta con un inmueble central de 2.737 metros cuadrados y un jardín de 1.638, ahora ambos reformados por un importe inicial de 700.000 euros, cuando finalicen las obras y se abra al público acogerá un casal de barrio, biblioteca, local para personas mayores, centro de día, además de en principio, cafetería y espacios multiusos en los que podrán realizar sesiones diferentes colectivos.
La rehabilitación de la planta baja y de los dos pisos superiores ha dejado a la vista las bóvedas que hay en el interior, recuperando los jardines y pérgolas de la parte de atrás de las casas.
Los okupas en Son Ametler ya son también fantasmas del pasado, aunque antes y durante estos cinco años de obras han estado presentes en no pocas ocasiones, obligando al anterior gobierno municipal del ex alcalde socialista José Hila, vecino por cierto del barrio, a iniciar el proceso administrativo para su desalojo y tapiar la mayor parte de las ventanas del edificio.
Por cierto, que no es la única obra de la pasada legislatura que por una razón u otra sigue empantanada, o a medio hacer, aunque hace años que tendría que haber concluido. Es el caso, por ejemplo, de los paralizados locales musicales de ensayo del barrio de Son Forteza, de la más que retrasada reforma integral del edificio de Can Ribas, la estancada rehabilitación del Baluard del Príncep, mientras aún se desconoce también cuándo estarán abiertas al público las renovadas piscinas municipales de S’Aigo Dolça, que tendrían que estar ya en funcionamiento, pero cuyo estreno se retrasa.